
Pucará es el nuevo restaurante peruano en Madrid, concretamente en el número 200 de la calle del Príncipe de Vergara. Gian Carlo Panzera y su primo Patrick Griffiths son los responsables de esta nueva apertura que se aleja de la fusión y se acerca al mestizaje y a la tradición milenaria de una de las gastronomías más reconocidas a nivel internacional.

Este pedacito de Perú a los pies de la Plaza de Cataluña, que cuenta también con una agradable terraza adaptada para todas las estaciones del año, apuesta por ingredientes de primera calidad y sabores que te llevan por la Cordillera de los Andes, la costa del Pacífico y la selva del Amazonas.

Acompañados por un buenísimo pisco de maceración casera con frutas y hierbas, comenzamos disfrutando con una causa de pollo y langostino (tapa 4,5€ / E 16€) con base de papa majada y ají amarillo. Todo un acierto la opción de las tapas y medias raciones para compartir y probar más platillos. Y como aquí se viene a saborear el Perú, uno de los platillos callejeros más populares es el anticucho, así que probamos el de pulpo (tapa 6€ / E 19,50€).
Aunque su propuesta gastronómica ahonda en las raíces de la cocina peruana también tiene el toque renovado y personal que le aportan sus socios. Como con un sorprendente, rico y picante quinotto de gambas a la huancaina (M 11,50€ / E 18,50€). Es una especie de risotto pero de quinoa y con una salsa que en carta pone que su picor es leve, pero yo que soy fan del picante lo considero moderado, por lo que siempre es mejor preguntar. Además de los piscos y los chilcanos, tiene una pequeña selección de vinos blancos, tintos y espumosos del que probamos Neno, un godello de Viña Somoza.
¿Y qué es Pucará?
Es un pueblo del sur de Perú con una bonita historia. El torito de Pucará que decora una de las paredes del coqueto restaurante obedece a una leyenda que cuenta que hubo una prolongada sequía, no había agua y los pozos se secaban a un ritmo preocupante. Un campesino decidió hacer una ofrenda al dios Pachakamaq y subió a la montaña con un toro para pedir que lloviera.

Según esta creencia popular, el toro con su cuerno movió una piedra y de ella empezó a brotar agua dando por terminada la angustiosa sequía. Desde entonces el toro de Púcara es símbolo de abundancia, prosperidad y buena energía. Tanto es así que todas las casas que se fabrican tienen en su tejado figuras de estos toritos que también se pintan con vivos colores como los que están repartidos por el restaurante.
En una carta no muy extensa y nos cuenta Gian Carlo que se irá transformando poco a poco con cada temporada. Aquí encontrarás los ajís, tiraditos y otras delicias de la gastronomía peruana entre las que no podían faltar los ceviches. Como el muy buen ceviche de mariscos thai (16,50€) que probamos, con pulpo, gambas y calamar. Terminamos este viaje por el país andino con un estupendo lomo saltado en nido de patata (18€), con una muy buena carne y en su punto perfecto. Para terminar con algo dulce, una pie de limón (6€) que tiene muy buen punto cítrico.

Tanto si te gusta la comida peruana como si quieres probarla, Púcara es el restaurante perfecto para probar sus sabores y aromas y hacerlo con la mejor compañía: amigos, familia o una velada en pareja con un ticket medio de 30€ que ya brilla por su ausencia en Madrid.
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