
Los menús degustación están de moda, tanto como los menús omakase sobre todo a precios más que razonables. Y son muchos los restaurantes que abandonan la carta abierta y ofrecen al comensal un número determinado de platos a un precio cerrado en el que el cliente prueba lo que el chef le propone.
Bichopalo fue uno de esos pioneros de la alta cocina que llaman democratizada y desde que abrieron en su pequeño puesto del Mercado de Barceló los hermanos Daniel y Guillermo Pozuelo no han parado de recoger el reconocimiento del cliente y la crítica. Un éxito que los llevó hace más de dos años a trasladarse al número 39 de la calle de Cristóbal Bordiú, muy cerca de la concurrida calle de Ponzano. Una evolución, sobre todo gastronómica, que les ha reportado el reconocimiento del sello Bib Gourmand de la prestigiosa Guía Michelin.
El nombre del restaurante hace alusión al insecto que parece lo que no es, algo que llevan a sus platos y que, sin llegar al trampantojo, sí sorprenden con unas creaciones llenas de originalidad, colores, texturas y sabores. Pero en bichopalo no se camuflan, todo lo contrario, hacen alarde de su imaginación para fusionar la cocina mediterránea con toques de la gastronomía asiática.
El restaurante no tiene carta, pero el menú degustación que ofrecen en Bichopalo acerca la cocina de autor a todo el público ya que por un precio asequible puedes disfrutar de nueve pases que van cambiando en función del producto de temporada.
Comienza el menú con dos pequeños snacks. Un muy buen bocado de tartar de atún rojo con trufa rallada y un poco más arriesgado por el tamaño el taiyaki, una pasta similar al gofre, acompañado de espuma de foie. Seguro que si el taiyaki fuese algo más pequeño el bocado sería más agradable.
Buenísimo el sunomono de ostra. Sunomono es una ensalada típica japonesa que se hace con pepino y va acompañando al marisco con apio encurtido. La carta de vinos no muy extensa pero sí que hay opción para todos los gustos y bolsillos. Nosotros nos decantamos por un vino blanco La Batista de Malvasía Aromática elaborado por la bodega Llanos Negros.
El nuevo local también es pequeño pero como el bicho palo también se desarrolla y acaba de volver a ser reformado manteniendo ese espacio de líneas limpias y minimalistas que lo hacen sencillo y acogedor. Han abandonado la barra que tenían con sillas bajas para poder colocar alguna mesa más. Aún así, tanto Daniel en cocina como Guillermo como jefe de sala también presentarán los pases a los comensales, como su atento servicio de camareros.
El tercer pase es una refrescante y divertida ensalada de tomate cherry, curados en azúcar, sal y alga combu, acompañado de pulpo ligeramente a la brasa, granizado de tomate y vinagreta japonesa. También rico aunque en algunos puntos un poco duro el puerro a baja temperatura terminado en la brasa con carbón de coco cubierto por una espuma de mantequilla tostada y miso.
Daniel Pozuelo ha pasado por cocinas como Arzak, DStage, Alboroque o el Casino de Madrid hasta que decidió aventurarse con un negocio propio en el que la cocina no tiene reglas ni normas ni clichés. Los límites los pone el propio chef al dar rienda suelta a su creatividad como con los sabrosos fideos soba con de curry japonés, raíz de loto frita, nabo encurtido y espuma de coco.
Me gustó mucho el salmón marinado en mojo canario japonés, la espuma de debajo y el aire de encima es de raíz de apio y va acompañado de un caldo dashi que es un caldo japonés hecho a base de algas. El magret de pato a la brasa, escabeche de manzanilla y yuzu y puré de zanahoria, terminan con una flor de loto frita que tenía una pinta fabuloso se quedó un poco seco. El último pase correspondió a un postre todo de cereza. Por un lado, la espuma, el aire, el bizcocho y el gel es de cereza roja; por otro lado, el helado es de cereza negra.
Y como buen bichopalo, este restaurante también se ha reproducido y los hermanos Pozuelo han abierto en Alicante el restaurante Mosquito, en el que puedes estar tranquilo porque no te va a picar, sólo las ganas de probar un concepto similar al de su hermano mayor porque también es un menú degustación cerrado, en este caso de siete pases, pero completamente distinto y sin tener nada que ver con el de Bichopalo, así que puedes ir al alicantino a probarlo y tomar platos distintos al madrileño.
En definitiva, Bichopalo es un restaurante que merece la pena para quien quiera probar platos poco habituales, originales y a un precio muy atractivo ya que el menú degustación cuesta 48€. Además su ubicación lo hace perfecto para seguir con la sobremesa por una zona tan de moda como la de Ponzano.
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