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El capitalismo es invencible

Que Cristina Morales tenga la catadura moral de una avispa xenomorfa no implica que no sea una buena novelista y una bella mujer.

Que Cristina Morales tenga la catadura moral de una avispa xenomorfa no implica que no sea una buena novelista y una bella mujer.
La escritora Cristina Morales, premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa. | EFE

El capitalismo es invencible. Desde Marx a Sartre basta un puñado de dólares para domesticar a sus enemigos. Marx vivió de "explotar" a trabajadores en la fábrica de Engels. Sartre rechazó el Nobel pero no el dinero del mismo. Ni amo, ni Dios, ni fútbol... pero "show me the money!" como le gritaba Cuba Gooding Jr. a Tom Cruise en Jerry Maguire. La razón de ello la descubrió el propio Marx: el capitalismo disuelve en las aguas del frío capital cualquier prejuicio e ideología. También la anticapitalista que queda reducida, al entregarse a la cómoda vida burguesa, a una caricatura de subversión, a un simulacro de rebeldía.

Cristina Morales es la última revolucionaria de salón en la senda de Marx y Sartre. Por su "literatura radical", ha sostenido el jurado, el Ministerio de Cultura le ha concedido el Premio Nacional de Narrativa, un honor adornado por la nada despreciable cantidad de 20.000 euros. El caso es que la radical novelista se ha despachado con unas declaraciones en la que se felicita de que Barcelona esté en llamas, además de despotricar contra el Estado de Derecho liberal, al que califica de terrorista, heteropatriarcal y mucho peor que los totalitarios. Uno esperaría que, por coherencia ética, Morales renunciara al premio y los euros por estar manchados irremisiblemente por el capitalismo explotador. Pero la superioridad moral y el supremacismo político al parecer termina donde empieza el vil metal. Nos ha salido barata la doma de la fierecilla revolucionaria.

¿Cuál es la alternativa anarquista que nos propone la artista adolescente ? Acción directa y autogestión. Lo que no le impide publicar en una editorial tan capitalista como Anagrama. Podría, digo yo, repartir sus libros en fotocopias y que le dieran la voluntad pero qué sabrá un liberal… Cristina Morales, comiendo de la mano del Estado al que tacha de terrorista, es el último ejemplo de los turistas del ideal que satirizó Vidal-Foch en sus viajes a Chiapas o Cuba, esos parques temáticos de sexo fácil, ideología barata y mojitos como sustitutos de los cócteles-molotov. Según Kohlberg, en la pubertad se llega a la etapa postconvencional "de la moral: se valora el respeto a la ley pero a veces se justifica el delito por una "causa más elevada" ¡Pero es que esta señora tiene más de treinta años! ¿Es la izquierda una adolescencia fosilizada?

Que Cristina Morales tenga la catadura moral de una avispa xenomorfa no implica que no sea una buena novelista y una bella mujer. Del mismo modo que Pound era un miserable fascista, un poeta exquisito y bastante guapo. Lo ético no quita lo estético.

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