Menú
Agapito Maestre

Un apunte sobre la mística de Rafael Cadenas

la mística española representa la exaltación de la radical libertad de la persona humana en relación con la persona divina.

la mística española representa la exaltación de la radical libertad de la persona humana en relación con la persona divina.
San Juan de la Cruz. | Archivo

Larga y holgada historia tiene la literatura mística en España e Iberoamérica. La palabra mística tiene su origen griego en mysticos que significa secreto o misterio. El Misterio es tema clave de la poesía y el ensayo del galardonado este año con el Premio Cervantes. También al misterio, o mejor, a la mística el gran Menéndez Pelayo dedicó buena parte de su vida. Don Marcelino trató de demostrar que la lengua española, la literatura en general, y La poesía mística española en particular, es terreno fértil para filosofar, o sea para dar razones sobre el lugar del hombre en el mundo. O sea literatura y filosofía van unidas en la lengua española. Rafael Cadenas publicó en 1995 unos Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística, con ánimo de reflexionar sobre el Misterio de la vida por un lado y el de la lengua por otro. La diferencia entre el texto de don Marcelino y el de Cadenas es abismal. No admiten comparaciones y menos analogías. Más aún, diría que los Apuntes de Cadenas no pasan de ser un trabajito ensayístico sobre la mística tomando como pretexto a San Juan de la Cruz.

En todo caso, es obvio que los Apuntes son dignos de leerse con atención, entre otras razones, porque Cadenas es un gran filólogo, o sea, alguien que se toma muy en serio que el lenguaje es la base de la cultura. Me parece que el ensayo de Cadenas está escrito con una voluntad exagerada de originalidad; a pesar de todo, el propio autor reconoce irónicamente en la última página de su libro que la obra de San Juan de la Cruz le ha superado. Ante la obra del carmelita descalzo, lo mejor, viene a decir Cadenas, es guardar silencio: "Decidí no escribir sobre San Juan. Espero que él y mi amigo me perdonen, que para eso son los santos y los amigos (aunque detesto el amiguismo). Yo también trataré de perdonarme por lo que he hecho". ¡No está mal la conclusión de setenta y cinco páginas sobre San Juan! "La humildad es", como dice el venezolano, "refinamiento".

Este fallido texto de Cadenas sobre la mística cristiana quizá tenga su explicación en que el venezolano toma pie en la obra del español Salvador Pániker, Aproximación al origen, que está más cerca de la mística hindú, por decir algo, que del colegio de los jesuitas en que fue educado el autor barcelonés. Creo que ni Pániker ni Cadenas han entendido algo sencillo, a saber, la mística española representa una dimensión clave del cristianismo: la exaltación de la radical libertad de la persona humana en relación con la persona divina. La persistencia de los poetas místicos españoles en resaltar la universalidad de esa idea de libertad es una seña de identidad indeleble de la cultura cristiana en la modernidad. Esta noción de individuo desarrollada por nuestra mística es la principal baza para integrar en su seno el resto de concepciones místicas.

Menéndez Pelayo lo vio y, sobre todo, lo estudió con filosófica certeza: "No basta la mera devoción y el bien intencionado fervor cristiano para producir maravillas de poesía mística, sino que el intérprete o creador de tal poesía ha de ser encumbrado filósofo y teólogo, o a lo menos teósofo, y hombre que posea y haya convertido en sustancia propia un sistema completo de relaciones entre el Criador y la criatura. Por eso no dudo en afirmar que, además de ser rarísima flor la de tal poesía, no brota en ninguna literatura por su propia y espontánea virtud, sino después de una larga elaboración intelectual, y de muchas teorías y sistemas, y de mucha ciencia y libros en prosa (…). Los conceptos que sirven de materia a la poesía mística son de tan alta naturaleza y tan sintéticos y comprensivos, que en llegando a columbrarlos, entendimiento, y fantasía, y voluntad, y arte y ciencia se confunden y hacen una cosa misma, y el entendimiento da alas a la voluntad, y la voluntad enciende con su calor a la fantasía, y es llama de amor viva en el arte lo que es serena contemplación en la teología. Si separamos cosas inseparables, en vez de las odas de San Juan de la Cruz, tan gran teólogo como poeta, nos quedará el vacío y femenil sentimentalismo de los versos religiosos que ahora se componen".

Exactamente eso, la inseparabilidad de mística y ciencia, o sea filosofía, es lo que nunca entendió Pániker ni el bueno de Cadenas. Sí, a todo poeta místico, incluido el misticismo heterodoxo, precede siempre una escuela filosófica. La poesía mística, que no es sinónimo de poesía cristiana, nos revela el encuentro o "posesión de Dios por unión de amor, y procede como si Dios y el alma estuviesen solos en el mundo". Más que un medio de comunicación, o expresión, para revelar un sentimiento personal, es un pensamiento, una filosofía, sobre toda persona, individuo o subjetividad "que se reconoce parte de la infinita esencia" de un Dios hecho carne. La mística española refleja la experiencia subjetiva del hombre concebido radicalmente libre con un Dios hecho carne por los pecados del mundo. Poco, pues, tiene que ver nuestra mística con la del Uno del neoplatonismo, o de la Nada indostánica, y todo con la idea de un "Cristo humanado, lazo entre el cielo y la tierra".

La mística española, sí, es una apuesta por el hombre libre. El resto es nada. Ni siquiera silencio.

En Cultura

    0
    comentarios