El supuesto escándalo Horner, por presunto acoso a una empleada de Red Bull del que el jefe del equipo ha sido exonerado por la propia escudería, sigue dejando titulares en la prensa. Ahora es el padre del vigente campeón del mundo, Max Verstappen, el que habría filtrado a los medios material sensible sobre las conversaciones de Horner y la empleada, al tiempo que ha pedido el cese de Horner bajo la amenaza de que si no fuera así su hijo podría dejar la escudería y recalar en la competencia, Mercedes.
Un juego de poder que puede terminar de distintas maneras. Bien, que Verstappen se vaya con una buena suma de dinero que le pondría encima de la mesa Mercedes, que conseguiría así tapar el hueco que dejará Hamilton. Otra opción es que Verstappen decida independizarse de su padre y seguir con la escudería que le ha dado la oportunidad de ser campeón del mundo. La tercera de las opciones, es que nada cambie y la tormenta se disuelva con más ruido que consecuencias.
En cualquier caso, que lo extradeportivo deje más titulares que lo que ocurre en la pista durante la celebración de los grandes premios, es un síntoma no demasiado bueno para un deporte que busca competitividad y espectáculo en el asfalto


