
El Mundo
"Armengol blinda el trámite de la amnistía con un nuevo letrado mayor del Congreso vinculado al PSOE". "La asociación mayoritaria de jueces arremete contra la ley de amnistía: "Es el principio del fin de nuestra democracia"". "La ausencia de frenos políticos y morales del PSOE se ha escenificado con claridad esta semana, en la que los socialistas han acelerado sus contactos antes y después de la jura de la Constitución de Leonor. Unas conversaciones opacas que han incluido ocho reuniones del número tres de Ferraz, Santos Cerdán, con Carles Puigdemont, en una ronda que concluyó con el encuentro entre ambos ante un cuadro que inmortaliza las urnas del 1-O. A ello se une, como informamos hoy, el hecho de que el PSOE haya admitido negociar con Junts el nombramiento de un verificador ajeno a las instituciones", dice el editorial. Como si eso fuera lo importante.
"Sánchez justifica su estrategia en el logro de un Ejecutivo «progresista». Pero el fin no justifica los medios. Esta forma de hacer política, desconectada de la centralidad social, interpela al conjunto de la ciudadanía desde la normalidad de un país consciente de sus virtudes y su futuro". Parole, parole, parole.
Javier Redondo dice atisbar un "sanchismo ambiental". "Podría llamársele sanchismo sociológico, pero la fórmula está demasiado explotada. El caso es que inadvertida o bienintencionadamente se extendió el razonamiento tuerto y acordeón según el cual Sánchez daba hilo a la cometa de las exigencias de Puigdemont hasta considerarlas inasumibles y volver a las urnas ungido de responsabilidad". Sí, también había quien creía que al final Puchi le haría a Sánchez un corte de mangas.
"Sólo quien no acaba de entender a Sánchez y analiza su conducta basándose en una lógica convencional podía concebir que barajara resolver en las urnas su reválida". "Sánchez sólo brinca y se la juega si se encuentra acorralado. Si no, huye hacia delante y carboniza la tierra". Es muy simple. A la mayoría de la gente le cuesta entender que este monstruoso déspota haya llegado al poder y se proponga destruir la democracia. Mientras, "las bases vitorean extasiadas «frenar a la derecha»". Tenemos un serio problema. Sin alternancia, no hay democracia.
El País
"Los negociadores ultiman una amnistía que explicita el orden constitucional", dice el órgano de propaganda del régimen sanchista. "La inminente ley de amnistía incluirá múltiples referencias al Estado de Derecho y la Constitución como el marco jurídico de la nueva norma para garantizar la "convivencia democrática" en Cataluña". Firma Xavier Vidal Folch, para qué decir más. Ni os molestéis, siervos sanchistas. No está bien tratar de enmendar la plana al líder. Es por el Poder y punto. De la necesidad virtud e impedir la alternancia democrática. Eso es todo, amigos, así que al menos que esta basura sanchista (periódico y periodista) no insulte la inteligencia de los españoles.
Daniel Gascón, la última voz decente en esta cloaca sanchista, lo deja muy claro. "A cambio de siete votos para la investidura, el presidente del Gobierno en funciones acepta la burla de la justicia española que ha protagonizado Puigdemont, a quien la cuenta del PSOE en X llama "president"".
"Se desprecian el Estado de derecho, la separación de poderes y la igualdad de los ciudadanos. El delito se borra sin que haya una demanda mayoritaria o un consenso social, y sin que aparezca en el programa electoral del PSOE y Sumar. El tribalismo está por encima de la ley: todo vale para alejar a la derecha del poder. Se habla del bien de España y solo es el interés de Pedro Sánchez". Lo dijo el propio Sánchez, no hace falta más explicación.
"Se habla de concordia mientras se deslegitima nuestra democracia; se habla de concordia y se humilla a los funcionarios que defendieron la ley y a los ciudadanos cuyos derechos fueron agredidos; se habla de concordia y se franquea el camino para nuevos atropellos". Seguir el ejemplo de Maduro y de Daniel Ortega en Nicaragua. Allá vamos. Cuídese, señor Gascón.
ABC
"Aragonès presume de una amnistía que traspasa las líneas rojas de Moncloa". Aragonès y Puigdemont tienen un pulso sobre quién humilla más al Estado. "La humillación a la que el PSOE ha expuesto al Estado de derecho se verá colmada con una ley de amnistía que probablemente incluirá delitos tan execrables como los de corrupción o terrorismo. La ausencia de cualquier límite hace imposible ya la sorpresa". "Nos esperan semanas infamantes, pero España tiene recursos institucionales suficientes para afrontar un desafío que, desafortunadamente, está ya protagonizado por un partido que hasta hace muy poco ejerció responsablemente un papel protagonista en la democratización de nuestro país". Ya es hora de abrir los ojos. No es Sánchez el golpista, es el PSOE.
Luis Herrero es uno de tantos que confiaba en el PSOE y se ha llevado un chasco. En un acto de contrición, se arrepiente de sus pecados y acepta su castigo. "No tengo arreglo. Reconozco que, en el fondo, aún me negaba a admitir que la investidura de Sánchez fuera un hecho inevitable. Llámenme idiota. Me lo merezco". Ha sido la foto de Puigdemont con Cerdán lo que "hizo añicos el cántaro de leche que aún se mecía en mi cabeza". "Se acabó lo que se daba", dice destrozado. Bueno, Luis, venga, ánimo, si te sirve de consuelo hay muchos como tú, y mal de muchos, ya se sabe. En el fondo era difícil de aceptar que el PSOE fuera un partido de golpistas, porque no olvidemos la aclamación del Comité Federal a los planes del traidor.
La Razón
"Moncloa no quiere disidencia en el PSOE con la amnistía". Por ese lado que pierda cuidado Sánchez. Sólo algún mindundi que no pinta nada se atreverá a decir algo, y por quedar bien. Ahí está la foto del Comité Federal aplaudiendo a rabiar. Cuenta Carmen Morodo que "alcaldes y dirigentes provinciales del PSOE están recibiendo llamadas del alto mando del partido en Madrid para que cierren filas". Ya no engañan a nadie.
El editorial no es muy optimista con el pie en pared del CGPJ. "No sería de extrañar un fallo favorable del TC a los deseos del Ejecutivo, sin que importe demasiado el argumentario jurídico bajo el que se cubra". Se da por hecho. "Dado el antecedente de los indultos a los condenados en firme por el intento de golpe de Estado en Cataluña, que el presidente en funciones del Gobierno, Pedro Sánchez, otorgó en contra del fundamentado criterio del Tribunal Supremo, hay que presumir que muy poco puede hacer la Justicia para impedir que se lleve a cabo ese acto de indignidad contra el Estado de Derecho".
Con todo, lo peor es la pretensión de Sánchez de asesinar civilmente a la mitad de los españoles. "Es ese "todo vale con tal de que no gobierne la derecha", trasunto de la aseveración de un comunista como Pablo Iglesias ("la derecha nunca más volverá a gobernar este país"), que confunde el propio interés partidista con el de España. No sólo atenta contra el principio del pluralismo político, reconocido como un valor superior en nuestro ordenamiento constitucional, sino que convierte a los españoles que no comparten la ideología gubernamental en supuestos enemigos de la Nación que sólo buscarían privilegios sobre los derechos de un supuesto «pueblo» que, al parecer, pertenece a las izquierdas". Eso es lo que realmente aterra. Lo mismo que hizo Franco con la izquierda, está haciendo Sánchez y el PSOE con la derecha democrática. Faltan los fusilamientos y los encarcelamientos, pero todo llegará.
Pero, como dice bien Julián Cabrera, ni siquiera eso es lo más grave. "Lo cierto es que gran parte de la opinión publica lo compra". Esa trampa del "advenimiento al poder de esa derecha a la que se señala como peligrosa comedora de niños crudos cuela, vaya si cuela". La prueba fue el 23-J. ¿Qué más queremos? Vox ha desaparecido de tertulias, informativos y periódicos de izquierdas, pero volverán a sacarlos si lo necesitan. Y volverá a colar.





