Que el traspaso de poderes no fue tan modélico como vendieron en el momento ambas partes ya se vislumbraba en plena transición, cuando los populares se exasperaban al comprobar que desde el gabinete socialista no se ponía encima de la mesa toda la información requerida.
Más aún, de puertas para adentro, no pocas voces alertaron de "facturas que no aparecían" o cuentas con menos dinero del que se presuponía, informes en mano. La desviación del déficit público, que escaló por encima del ocho por ciento, fue la mayor consecuencia. "Se engañó y se ocultó" el agujero.
En este contexto, Soraya Sáenz de Santamaría acudió en representación del Gobierno a la reunión del Patronato de FAES, que se citaba con carácter extraordinario (el pasado día cuatro) para aprobar por unanimidad el nombramiento de Javier Zarzalejos como secretario general. Presidiendo, el expresidente José María Aznar, que de momento no se ha pronunciado públicamente sobre este extremo.
Con la tranquilidad de que no hubiera micrófonos y cámara, la vicepresidenta se explayó en una explicación tan pormenorizada de cómo se estaban encontrando la cosas que dejó a más de un colega de siglas con la boca abierta. "Me dieron escalofríos", destaca un miembro del órgano.
Una vez concluyó Sáenz de Santamaría, Aznar tomó la palabra para decir "lo que muchos pensábamos", en voz de esta misma fuente. "¡Menos mal que fue un traspaso de poderes ejemplar!", ironizó. Ni la vicepresidenta ni ningún componente del Patronato añadieron nada más, porque "ya estaba todo dicho".