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Agapito Maestre

Es la hora de la política

Estamos consternados. Pero aún nos queda memoria e inteligencia para preguntarle a los mal-nacidos que juegan a la política: ¿Dónde están los actores que no quisieron ponerse la pegatina de “ETA NO”? Hoy, cuando hayan visto la imágenes de los cuerpos destrozados, espero que hayan sentido vergüenza de que alguien los reconozca por su humanidad. ¡Son alimañas que desconocen lo que traen adentro las palabras solidaridad y compasión! Sus miserables actitudes ya no valen ni como abono para que crezcan los partidos políticos que los amparan. ¿Dónde están los “intelectuales” que hablan de miedo? Ellos son los que producen miedo porque quieren dialogar a toda costa con los nacionalistas. Hoy, toda esa gentuza, nos hablará de unidad, de ser una piña, etcétera para acabar con ETA. ¡Ratas! Salid a la calle, si tenéis valor, y mirad los rostros tristes de los españoles para que aprendáis qué es la dignidad.
 
España está de luto, pero no rendida. La muerte de los españoles nos traerá más vida. La sangre de las víctimas del 11-M de Madrid, de todas las víctimas  de ETA durante su miserable historia, es el cimiento de la continuidad de España. La sangre de las víctimas de ETA es el argumento para terminar con los terroristas, los independentistas y los nacionalistas. Y porque la sangre de las víctimas es el fundamento de la democracia española, tenemos que pedirle explicaciones a quienes hablan, dialogan o gobiernan con quienes comparten los objetivos de ETA. Es el momento de la política, de pedir responsabilidades a quienes colaboran con los nacionalistas, a quienes defienden el diálogo con los terroristas, a quienes quieren terminar con España como nación. ¿Dónde está Carod que aún sigue hablando de dialogar con ETA? ¿Dónde hallar a los brivones que hablan de formas plurales para convivir con los nacionalistas y sus tutores terroristas?
           
El 11-M es un desafío a España como nación. Este desafío a España necesita una respuesta política terminante. Sí, en efecto, política, porque estamos en tiempo de hacer política, ¿para cuándo entonces?, ¿cuántos muertos necesitan los “políticos” nacionalistas y “pactictas” con el terrorismo y todos sus colaboradores para  decir basta ya? Es el tiempo de la política, porque tenemos que rendir un homenaje a los españoles que han sido asesinados por “ser sólo españoles”. Es tiempo de política y de recuerdos. Tenemos que recordar las mentiras de los  miserables que hablaban hasta ayer de pluralidad y diversidad para acabar con el terrorismo y embridar al nacionalismo. Hay que decirle a Zapatero que fije seriamente una posición con respecto al nacionalismo catalán y vasco.
 
Zapatero debería romper su candidatura al senado con ERC, primero; segundo, exigirle inmediatamente a Maragall que deje de gobernar con un partido independentista; y tercero, que no admita ninguna veleidad del socialismo vasco con los nacionalistas de Ibarreche. Y mañana, mejor que pasado, que se ponga a hablar en serio con el PP sobre el artículo 155 de la Constitución. ¡Fuera máscaras y viva la Constitución democrática!
 

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