La mentira sobre Libertad Digital ya ha sido desbaratada por enésima vez en Libertad Digital con los mismos datos que esta casa remitió al juez. Pero quedan otras opiniones que hay que rebatir opinando también.
El País dice, al modo de Gila, que la ampliación de capital de Libertad Digital coincidió con nuestras informaciones sobre el 11-M en las que –sostienen– se apuntaba a la autoría de ETA. Lo dice la casa de Cebrián el Regente, experto en la agitación interregnos desde tiempos de Franco. La casa de Iñaki Gabilondo, el premiado por informar del hallazgo de un terrorista suicida en los trenes según "tres fuentes distintas" de la lucha antiterrorista.
En los diez años que esta casa lleva informando sobre aquella matanza se investigó la posible autoría de ETA –otros la dieron por hecha desde el primer día hasta que hicieron un rápido cálculo electoral– cuando hubo pesquisas que apuntaban a ello. Pero cualquier lector de Luis del Pino sabe que la tesis principal de Libertad Digital se ha centrado en la ocultación y manipulación de pruebas.
Pero lo que ahora importa a El País es que se suponga que Libertad Digital informaba sobre el 11-M a cambio del dinero del PP. Por eso se querelló Gallardón contra Federico Jiménez Losantos. Por eso el PP siempre se escondió a las pesquisas de Luis de Pino cuando no trató de llevarlo, siempre con enviados especiales muy reservados, a la versión oficial más yihadista posible. En fin, Libertad Digital y Prisa, diez años de investigación frente a tres días de agitación.
Habla de nosotros El País, un medio que en condiciones normales ya habría quebrado. Pero las suyas nunca fueron condiciones normales. La SER empezó a ser líder por orden de un gobierno que la autorizó a tragarse ilegalmente a Antena 3 de Radio. Fue en 1994. Veinte redondos años se cumplen ya del asalto. Pero si un día un medio de comunicación decano cumple todos los estúpidos requisitos para obtener una licencia de radio o de televisión resulta que es un regalo del poder, que es amigo. Quizá sea también por eso que Libertad Digital no cesa de criticar al PP. Será también por ese comensalismo que denuncia Prisa, que las campañas institucionales del gobierno del PP llegan a todos menos a esta casa. Mejor, a ninguno; pero si no, a todos. Somos liberales, no imbéciles.
Pero cuando miente Prisa, algo queda. Por eso conviene contestar al que antes era el diario "independiente" hasta la hora de comer y ahora es tan "global" que necesita una parcela catalana en catalán con visitadores oficiales y brindis ecuménico. Todo un augurio por si cambia la cosa. Más que global, elástico o dúctil, Prisa es pura energía: ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.
Pido disculpas por esta sábana pero necesito un último apunte, una breve adenda en respuesta a un artículo de Edurne Uriarte en ABC –no todas las maldades llegan de Prisa o aledaños– titulado "Autodestrucción".
Escribe la columnista sobre los medios de comunicación:
… que disfrutan enormemente con el análisis de la corrupción de los políticos pero corren un tupido velo sobre el que salpica a los propios medios. Como demuestran, por ejemplo, las escasas referencias al medio de comunicación acusado en el caso del supuesto dinero B del PP invertido en tal medio. O el nulo interés en la investigación de relaciones políticas y económicas sospechosas de algunos medios y periodistas.
¿Cuál es ese medio de comunicación "acusado en el caso"? Las cátedras exprés no deben de dar para distinguir términos en la ciencia jurídica, o quizá es que habla por boca de El País –que puede ser–, aunque cobre por teclear para el ABC. ¿Edurne Uriarte hablando de las relaciones entre políticos y periodistas? Me pondré a pensar en comunicadores, tertulianos o columnistas que se relacionan con políticos y que viven intelectualmente de los famosos argumentarios Génova-Moncloa-Louis Vuitton.
En cuanto a los "tupidos velos", supongo que no habrá leído Libertad Digital. Quizá la siempre aconsejable lectura previa a la escritura sea demasiado pedir. Hay quien hace recensiones de libros sin quitarles el envoltorio. Tampoco verá muchas tertulias porque el nombre de Libertad Digital corre por todas y, salvo excepciones, en formato insidioso. Quizá es que le parece poco. Sin embargo, lo importante para Edurne Uriarte, su verdadera tesis, es que como sigamos hablando de corrupción llegará Pablo Iglesias al poder. Acabáramos, Edurne. Otra vez pacto estilo omertá. Eso sí que es autodestrucción, pero moral.
Ahora el delito es que un medio de comunicación de la derecha liberal pidiera a un partido que entonces era lo más parecido a la derecha liberal que difundiera entre simpatizantes, militantes o empresarios afines a la línea editorial de esta casa –otrora coincidente con buena parte del programa del PP– la posibilidad de acudir a una ampliación de capital del grupo. No se pidió mediación con bancos para obtener créditos de privilegio porque nunca hemos tenido créditos con bancos. Y jamás se pidió dinero a un partido. Que algunos de ese partido aprovecharan la oportunidad de ganarlo metiendo X para sacar X+10 es otra cosa y dista mucho de ser una fuente de financiación para nosotros. Lo sería, en todo caso, para ellos.
A juzgar por los nervios parece que se avecinan malos tiempos para muchos. A nosotros nos cogerán ya muy acostumbrados.