Creo que fue Ortega y Gasset, entre los grandes filósofos de la política del siglo XX, quien dijo que somos, antes que nada, aquello que nuestro mundo nos invita a ser. ¿Nos invita la situación política de España a huir del país o seguimos a los políticos hasta el despeñadero? Me temo lo peor. Ni lo uno ni lo otro. España, como el Quijote, siempre nos sorprende. Las últimas encuestas de Metroscopia sobre intención de voto en España son inéditas para Europa. Un 60% de españoles iría a votar en el supuesto de que hubiera unas nuevas elecciones en diciembre, mientras que un 40% se abstendría. Este segundo dato, sin duda alguna, es absolutamente normal para un país de democracia avanzada. Refleja una erosión gravísima del sistema democrático, porque la gente no deja de ir a votar por desidia, sino por hartazgo de un sistema político corrupto, ineficiente y bloqueado. Este 40% de electores, que se quedaría en su casa el 25 de diciembre, representa a los mejores ciudadanos de nuestro país. Quieren otro sistema democrático. No sirve el actual para remediar los males nacionales. Nadie con un poco de dignidad política, nadie que esté alarmado por la situación de desgobierno de España, puede dejar de alabar la conducta de estos ciudadanos que se abstienen para regenerar el régimen democrático.
El problema, lo verdaderamente nuevo para Europa, no es ese 40% de personas sensatas que planta cara a un sistema inservible, sino que haya un 60% de la población que todavía se crea la viabilidad de este sistema democrático. ¿Cómo puede haber todavía tanta gente que confíe en unas asociaciones absolutamente caóticas y dictatoriales, como son los actuales partidos políticos, que pretenden organizar el Estado de un país con la colaboración de millones de votantes? Que todavía un 60% de la población, según la encuesta de Metroscopia, quiera ir a votar en unas terceras elecciones, me parece un escándalo. Debería ser objeto de estudio de diferentes disciplinas psiquiátricas. Los psicólogos sociales deberían explicarnos cuáles son los mecanismos, a veces sofisticados y otras de populismo barato, que utilizan el Gobierno y la Oposición para seguir convenciendo a tantas personas para que vayan a unas nuevas votaciones.
Que todavía haya tanta gente que crea en la regeneración del sistema político a través de unas nuevas elecciones, es una prueba de que los sistemas de control y adoctrinamiento de la población todavía tienen eficacia. Que solo (sic) un 40% de la población se haya percatado de que el "Estado español de Partidos" es inviable, me parece un drama para quien aspire a vivir en un país decente. Que el 60% de la población quiera ir, como rebaño de ovejas a votar otra vez, sabiendo, como todo el mundo sabe, que los resultados serán más o menos iguales a los que ahora tenemos, me parece algo para estudiar en los tratados médicos de enfermedades sociales graves.
Que exista todavía un 60% de españoles que quieren votar otra vez a Rajoy, Sánchez e Iglesias, sencillamente, me parece algo extraordinario. Inédito en las sociedades sanas. Esos líderes políticos no han hecho nada para conformar un Gobierno, pero un 60% de españolitos irán otra vez a votarlos por si acaso… Esto es un milagro. Creo que estamos ante la población más fanatizada de Europa. Menos mal que de ese 60% hay que restarle un porcentaje de los que votarán a C's… El que no se consuela es porque no quiere. Las instituciones políticas se desmoronan por todas partes, pero los políticos, junto a la mayoría de medios de comunicación, no solo hacen como si no pasara nada, sino que además nos presentan a este 60% de fanáticos como ciudadanos ejemplares. De risa si no fuera trágico el asunto.