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Pablo Molina

Los podemitas quieren ser subsecretarios

Para que luego haya quien dude de la incomparable capacidad civilizadora de la democracia liberal y el sistema capitalista.

Para que luego haya quien dude de la incomparable capacidad civilizadora de la democracia liberal y el sistema capitalista.
EFE

Cuatro elecciones generales en menos de cuatro años no es algo que esté al alcance de cualquier país. Hay que tener una clase política muy peculiar para conseguir semejante hazaña, que pone a los electores ante el dilema de votar una vez más o desistir por agotamiento. Si finalmente hay elecciones anticipadas a primeros de noviembre habrá que atribuirle el mérito a Pedro Sánchez, el único que de verdad ha porfiado todos estos meses por convocarnos nuevamente a las urnas, porque el ayatolá bolivariano, su socio natural, sigue haciendo todo lo posible por llegar a un acuerdo que le permita poner a la señora de vicepresidenta y a él, a tocar desde la sombra el presupuesto.

Iglesias ha convertido a su partida de perroflautas en una formación con aspiraciones pequeñoburguesas y cierto apego al orden establecido. Es lógico porque estamos ante un señor que trinca más de cien mil al año, con familia numerosa, un chalé de mil pares y numerosos asistentes del hogar para que todo funcione debidamente. Un respeto ahí. Los funcionarios, senderistas y veganos que forman el grueso de sus votantes pueden seguir entregando su confianza a Podemos para que haga la revolución comunisto-animalista, pero los marqueses no reciben a según qué gente y menos para aguantar el coñazo de un montón de niñatos descerebrados. Ya no están para eso.

Iglesias no quiere elecciones y con toda razón, porque se juega el pan de sus churumbeles. He ahí un padre de familia consciente de sus responsabilidades, que hace lo necesario para mantener el ritmo de vida que sus hijos merecen. A mí me representa. Mucho mejor trincar un ministerio, por absurdo que sea, que acudir a las urnas con un electorado que comienza a añorar el antiguo bipartidismo.

Los podemitas, que vinieron a asaltar el cielo y destruir el candado del 78, ahora quieren ser subsecretarios. Para que luego haya quien dude de la incomparable capacidad civilizadora de la democracia liberal y el sistema capitalista.

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