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EDITORIAL

El Gobierno socialcomunista, con los abusadores de niños

Sánchez y sus ministros se han convertido en cómplices de una delincuente peligrosa a la que no se puede confiar la custodia de sus hijos.

Si ya resultaba execrable el apoyo contumaz del Gobierno socialcomunista a Juana Rivas, una delincuente condenada por secuestrar a sus hijos, el vuelco que ha dado su caso tras el auto del juez responsable deja a Sánchez y sus ministros como unos personajes sin escrúpulos, dispuestos a las mayores bajezas para imponer su sectarismo

Rivas fue sentenciada a más de dos años de prisión y, por esa razón, convertida por la izquierda en un icono de la lucha feminista y contra la violencia de género. Las autoridades socialistas de la Junta de Andalucía, las organizaciones podemitas y no pocos medios de comunicación se pusieron de su parte y trataron de convertirla en una víctima del machismo de la sociedad. Hasta Mariano Rajoy hizo causa común con esta mujer que, lejos de sufrir ningún tipo de acoso, era la que estaba destruyendo la vida de su familia cometiendo graves delitos contra el padre de los niños.

El caso fue sentenciado, pero el Gobierno socialcomunista ha continuado con sus esfuerzos para rehabilitar la figura de esta mujer concediéndole un indulto parcial. El Ejecutivo de Sánchez le otorgó la medida de gracia a pesar de que sus integrantes conocían los hechos relatados por el juez encargado del caso, cuya lectura resulta ciertamente escalofriante. Y es que uno de los hijos de Juana Rivas fue abusado sexualmente cuando estaba a su cargo sin que ella lo denunciara. En realidad, fue el colegio del menor quien formuló la denuncia, corroborada más tarde por pediatras y forenses sin que Rivas hiciera el menor gesto para proteger a sus hijos de una de las peores agresiones que puede sufrir un niño.

La fiscal general del estado y la ministra de Justicia conocían estos hechos y, a pesar de ello, llevaron al Consejo de Ministros la concesión del indulto. La intervención de Dolores Delgado es más repudiable si cabe, dado que desautorizó a los fiscales de Granada, a los que correspondía entender del caso, para ejercer el protagonismo en un asunto que le ha explotado al Gobierno por la gravedad de unos hechos que los socialcomunistas trataron inútilmente de ocultar.

Sánchez y sus ministros se han convertido en cómplices de una delincuente peligrosa a la que no se puede confiar la custodia de sus hijos, como ha quedado demostrado fehacientemente por las autoridades judiciales. Bajo la tutela de esta lamentable heroína izquierdista, los niños han sufrido abusos sexuales sin que ella actuara para protegerlos, lo que dice mucho de la catadura moral de esta mujer. Pero el caso de Juana Rivas retrata también perfectamente al Gobierno socialcomunista, convertido en una peligrosa banda de sectarios sin escrúpulos, capaz de poner en riesgo la integridad física de unos niños inocentes para seguir alimentando su demagogia ultraizquierdista.

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