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José García Domínguez

Por qué Le Pen puede ganar

El sumatorio de los apoyos recibidos por dos candidatos de la derecha nacionalista y extrema en la primera vuelta supera a los de la lista de Macron.

El sumatorio de los apoyos recibidos por dos candidatos de la derecha nacionalista y extrema en la primera vuelta supera a los de la lista de Macron.
Marine Le Pen, este miércoles, en París. | EFE

Como Italia, como España, como toda la Europa meridional, la Francia de hoy es el acelerado proceso de descomposición terminal de aquella gran clase media que se había convertido en el soporte político y sociológico de la Quinta República, un régimen y un establishment a cuyo último mohicano encarna Macron. Por lo demás, un orden que si todavía se aguanta electoralmente en pie, aunque a duras penas, es solo gracias a que no han terminado de extinguirse del todo los dos pilares fundamentales sobre los que se asentaba: el pequeño funcionariado, categoría muy extensa en Francia, y los pensionistas, dos numerosos grupos de electores que aún reciben ingresos decentes y estables cada fin de mes.

El día, ya muy cercano, en que las rentas de esos dos grupos acaben de reducirse a la mínima expresión, Le Pen ganará por goleada. Pero quizá no haya que esperar. Porque Le Pen puede ganar ahora. Algo perfectamente posible. Al cabo, el sumatorio de los apoyos recibidos por dos candidatos de la derecha nacionalista y extrema en la primera vuelta supera a los de la lista de Macron. Una circunstancia que no se dio en 2017 y cuya explicación procede buscarla en la radicalidad iconoclasta de Zemmour, algo ha facilitado que la Agrupación Nacional pudiera consolidar la nueva imagen de moderación que tanto perseguía su líder, lo que ha ampliado su base en las urnas. Pero los de Zemmour, un notable 7%, votarán disciplinadamente a Le Pen. Todos, sin excepción.

Una disciplina militante en el balotage que yo no soy capaz de imaginar entre comunistas, trotskistas, ecologistas de izquierda y socialistas, todos ellos llamados por sus respectivas direcciones a taparse la nariz y contener las arcadas antes de introducir la papeleta con el nombre de Macron en una urna. Sencillamente, yo no lo veo. Pero hay alguien que todavía lo ve menos que yo. Y ese alguien es Mélenchon, el ganador moral de la primera vuelta, que solo por la muy estúpida miopía sectaria de los comunistas no pasó el corte. Ni un solo seguidor de Mélenchon votará a Macron, ni uno solo. Pero es que un tercio de ellos, uno de cada tres, apoyarán a Le Pen. Sí, puede ganar.

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