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José García Domínguez

Salvar al 'trabucaire' Puigdemont

Con este calor y agosto a la vuelta de la esquina, yo apostaría a que en menos de dos semanas tenemos el enjuague encarrilado en el BOE.

Con este calor y agosto a la vuelta de la esquina, yo apostaría a que en menos de dos semanas tenemos el enjuague encarrilado en el BOE.
Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo el pasado 3 de mayo | EFE

Iceta, quien al final parece que ha encontrado su lugar en el mundo convirtiéndose en la galleta de la felicidad del Gobierno, ejerce asimismo como el poderoso laxante catalán que siempre acelera las tomas de decisión en la Moncloa a propósito de exonerar del peso de la ley a los sediciosos y sediciosas de su demarcación. Y ahora, según se ve, le ha llegado el turno del escaqueo judicial al Payés Errante. Hay que salvar al trabucaire Puigdemont y para eso, ya se sabe, tenemos al Miquel en Madrit.

Y es que con el Payés ocurre lo mismo que Robert McNamara, el célebre asesor de Lyndon Johnson, aconsejó al presidente yanqui sobre qué hacer con Edgar Hoover, el muy liarte y poderoso jefe de la CIA, en aquella frase que luego pasaría a la historia: "Es mejor tener al indio dentro de la tienda y meando hacia afuera que tenerlo fuera y meando hacia dentro". Empezando por el Miquel, eso parece que ya lo tienen claro todos a estas horas. Y la razón, por lo demás, se antoja obvia. Ocurre que Junts y la Esquerra son dos partidos distantes y distintos que, sin embargo, pescan ambos en idéntico caladero electoral, el que habita en esa pequeña ciénaga moralmente pantanosa que integran dos millones de almas nacionalmente huérfanas.

De ahí que lo suyo remita siempre a un eterno juego de suma cero: cada voto que gana el Payés lo pierde el Fraile, y viceversa. Ergo, el tan previsible fracaso de la mesa de negociación, esa en la que Sánchez no piensa jugarse a los chinos la victoria de 2024, supondría un riesgo excesivo para ERC en el también muy previsible supuesto de que Puigdemont se lanzará a capitalizarlo desde su heroico exilio a cuerpo de rey. El Miquel y el Fraile seguro que tuvieron muy presente ese futurible imperfecto a la hora de convencer al alimón al presidente de que urge la impunidad también para el otro. Así que, con este calor y agosto a la vuelta de la esquina, yo apostaría a que en menos de dos semanas tenemos el enjuague encarrilado en el BOE.

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