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José García Domínguez

Villacís ha dicho algo sensato

El modelo es el PSC, corriente interna del PSOE con el fin de lograr que las canciones de Ferraz suenen distintas en las provincias revoltosas.

El modelo es el PSC, corriente interna del PSOE con el fin de lograr que las canciones de Ferraz suenen distintas en las provincias revoltosas.
La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. | EFE

La concejal Villacís, en en legítimo ejercicio de supervivencia política y profesional, ha vendido lo suyo con el PP como el germen de una imaginaria corriente interna dentro de un partido-ministerio, el del postulante Feijóo, donde la única corriente que se tolera es la que provoca el aire al abrir alguna ventana en Génova. El masaje obvio a los suyos, por lo demás, es que puede haber jamón para muchos angustiados cesantes en ciernes, los cuadros de Ciudadanos que se van a quedar en la calle tras las municipales y autonómicas, si ahora se animan a dar el salto en comandita con ella. Una expectativa de desembarco tumultuario en la Normandía popular que sus inminentes empleadores, por cierto, se han apresurado a matizar.

Ciudadanos es un partido que ya carece de sentido alguno, porque ningún sentido tiene que continúe existiendo un Podemos de derechas cuando el Podemos original, el de izquierdas, igualmente anda dando las últimas bocanadas antes de desaparecer en medio de la nada. No obstante, esa idea de Villacís, la de la corriente organizada, no resulta tan absurda como suena en primera instancia. No hablamos del conjunto de España, por supuesto, donde los cabos sueltos de Ciudadanos que quedan por ahí no van a aportar nada relevante ni de valor al PP. Pero caso distinto, en cambio, es el de Cataluña, demarcación donde la derecha española lleva lustros intentándolo todo, absolutamente todo, sin mayor éxito conocido. Ahí, la marca PP no ha vendido nunca ni nunca venderá.

Y por una razón simple, a saber: porque ocho de cada diez catalanes de derechas son independentistas. De ahí que no tenga nada de absurdo la idea de promover una franquicia local diferenciada a partir de la estructura regional de Ciudadanos, eso que Villacís llamaría una corriente. El modelo sería el PSC, corriente interna del PSOE creada con el fin expreso de lograr que la letra de las canciones de Ferraz suene con una música distinta en esas cuatro provincias revoltosas. Un deliberado ejercicio de ventriloquía impostada que resulta en extremo rentable a sus guionistas. Sí, aunque no lo parezca, Villacís ha dicho algo sensato, muy sensato. Y es viable.

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