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Pedro y la espada de Bolívar

Más allá de la escasez intelectual, más redistribuida que nunca en el PSOE, lo cierto es que este Gobierno se ha instalado en el chavismo de verdad: apagones, sabotajes y consultas.

Más allá de la escasez intelectual, más redistribuida que nunca en el PSOE, lo cierto es que este Gobierno se ha instalado en el chavismo de verdad: apagones, sabotajes y consultas.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, el líder de Vox, Santiago Abascal y el parlamentario del PSC José Zaragoza. | LD/Agencias

Hugo Chávez Frías siempre culpaba al capitalismo de todos los males del socialismo. Lo hacía porque la aldea política a la que pertenece no podía, ni puede, enfrentarse a la realidad diaria que machaconamente demuestra que el comunismo es retraso, desigualdad de oportunidades y pobreza. Con su líder en forma humana o transfigurado en pajarito de Maduro, el chavismo siempre se ha visto rodeado de malas intenciones ajenas que no le dejan demostrar sus sólidas virtudes. Y todavía les creen en todas partes.

"¡Hemos detectado sabotajes!". La frase, bastante frecuente, es del propio Hugo Chávez. Por ejemplo, en mayo de 2005 cuando culpó a la CIA de la disminución de la producción de crudo, nada menos que 100.000 barriles diarios menos.

"Hemos detectado sabotajes, hay gente que insiste en sabotearnos", lamentó entonces ante un grupo de trabajadores de PDVSA, la compañía estatal (por supuesto) de petróleos de Venezuela. Según cuentan todas las crónicas del momento y según llegó a admitir el propio Chávez, el acusado descenso de la producción se debía a problemas técnicos que derivaron en graves averías en las instalaciones de la parte occidental de Venezuela. Sin embargo, el tirano no dudó en achacarlo a "accidentes sospechosos", dicho con un golpe de voz en cada sílaba y alargando la última casi como grito de guerra.

Y del petróleo, al sector eléctrico, más familiar para los españoles. Los apagones, tan habituales en los regímenes comunistas, eran para Chávez sabotajes de los yanquis o de la oposición. En febrero de 2010, durante una de las emisiones del totalitario Aló Presidente, fue directo al grano:

"Cuidado con los sabotajes de una oposición que no por escuálida ha perdido capacidad de aprovechar la crisis y pretender sacar partido del malestar popular que generan con el fin de buscar que caiga Chávez".

Para neutralizar tales acciones antipatrióticas, el dictador amigo de los orinocos llorones Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias, tenía bien claro lo que había que hacer:

… "activar la inteligencia civil, popular, policial y militar para agarrar a los responsables de ese sabotaje, que se expresa principalmente en la destrucción de cables".

Esta última frase bien podría ser de Óscar Puente, que no anduvo muy lejos del pajarito al referirse, como si no fuera con él, al caos de los trenes AVE en la línea Madrid-Sevilla que dejó a miles de ciudadanos en el siglo XIX en cuestión de segundos:

"La Guardia Civil investiga ya los hechos. Si alguien puede ofrecer información, se agradece toda la colaboración posible. Estos hechos son muy graves".

Le faltó ofrecer recompensa… Pero también podían ser expresiones del propio Pedro Sánchez en referencia al apagón general del 28 de abril. El Gobierno socialista está primando el sabotaje sobre cualquier otra explicación sin aportar un solo dato que pueda sostenerlo: en el caso del apagón, dejando encima de la mesa la posibilidad de un hackeo ruso; en el caso de los AVE Madrid-Sevilla, alentando la hipótesis de la intencionalidad pese a que el robo de cable es lo más evidente. Al hacerlo tropiezan con sus propias miserias, como decir que por 500 o mil euros no merece la pena el riesgo de robar, que son cantidades "absolutamente despreciables".

Patxi López el Obediente abandona la lógica. Según él, son "tontos" los ladrones que entran por donde no les pueden atrapar ni grabar y luego se llevan esa miseria. Patxi el Filósofo habría entrado directamente por la estación y en hora punta para no despertar sospechas. Un estratega. Y ya que se roba, pues se roba bien porque 500 euros no llegan ni para invitar a una sobrina a un Parador. En eso de la calderilla coincide con Óscar, que veranea en yates. Con 500 euros Patxi no tiene ni para comprar los libros de la semana. "Me dicen que no lo diga", presumió el rebelde portavoz antes de hablar de los "ladrones más tontos". Claro, Patxi, eso son amigos de verdad. Lo han intentado.

Más allá de la escasez intelectual, más redistribuida que nunca en el PSOE, lo cierto es que este Gobierno se ha instalado en el chavismo de verdad: apagones, sabotajes y consultas. Es lo que hay cuando no se puede avanzar, cuando no se llega para aprobar presupuestos ni ley alguna y, para colmo, te cambian el escaño por el banquillo. Nunca ha habido más corrupción, más ineptitud y menos vergüenza concentradas en un solo Gobierno. Pero Hugo sabía que nada de eso te echa si no quieres.

El PP ya no tendría derecho a vivir si escondiera su inoperancia en sabotajes y tuviera hermano y esposa en el banquillo, como resumen de una legión de imputados que además frecuentan la compañía de sobrinas. De hecho, estando en la oposición ya los han convertido oficialmente en los autores intelectuales del sabotaje. José María Aznar aparece como instigador principal por lanzar frases enigmáticas, tan de su gusto. Se han agarrado a una de ellas como si fuera la firma del asesino de la baraja: "El que pueda hablar, que hable; el que pueda hacer, que haga; el que pueda aportar, que aporte". Según el aparato de agitación socialista, aunque parezcan las primeras palabras del nuevo Papa, eso es un llamado al sabotaje ferroviario y eléctrico indudable.

Gobierna el PSOE pero eso no impide buscar la culpa más allá, como hace Rafael Simancas, otro Patxi de la política española, que construye él solito este argumento como aportación a la agitación que reclama Ferraz, donde hace tiempo que no es nadie:

"Vaya. Justo en operación retorno de puente. A las puertas de la feria de Sevilla. Cuando el beneficio por el robo es el mismo, pero el perjuicio a la ciudadanía es mayor".

De todos es sabido que los ladrones suelen buscar un equilibrio entre beneficio propio y perjuicio ajeno y dependiendo de la curva resultante actúan o se quedan en casa. Es la curva Simancas. A este no le dijeron sus amigos que se callara, como a Patxi.

¿Qué opina Bob Esponja de la OPA del BBVA al Sabadell?

Una de las formas de reafirmación tras los habituales encadenamientos de fracasos es la consulta popular, eso sí, sin demasiados mecanismos de control que pudieran disparar la bala hacia atrás. Lo mismo da un chalé que la independencia de Cataluña o la fusión de dos bancos, dos empresas privadas con sus accionistas y su canesú.

El caso es que el presidente pregunta al pueblo y coloca el pulgar en paralelo al suelo mientras olfatea qué nos conviene a los españoles. Si vota Chuck Norris o Vickie el Vikingo y lo hacen seis veces y con DNI falso no es algo que deba preocuparnos. Es sólo una consulta porque el Gobierno busca el bien común, aunque a veces parezca como si estuviera ensayando para otra cosa. Cualquier día organiza una consulta sobre su permanencia. Y de ahí a la pertinencia de la Monarquía, a la conveniencia del euro o a la estridencia del huso horario. El caso es escapar del sabotaje y el boicot y si para ello es necesario desenvainar la espada de Simón Bolívar, se hará.

Dicen que Gustavo Petro, el petroinómano, quiere hacerlo en Colombia emulando a Hugo Chávez que lo perpetró en febrero de 2010, como gesto simbólico de la revolución total, sólo al alcance de los elegidos. El propio Chávez regalaba réplicas de la famosa espada como reconocimiento a los que consideraba colegas imprescindibles en la lucha por la liberación de los imperialismos que no fueran suyos: se la concedió a Lula da Silva, a Evo Morales, a Raúl Castro, al libio Muamar Gadafi y, en dos ocasiones —la segunda fue Maduro—, a Vladimir Putin. Queda todo dicho. Pedro Sánchez se mira en el espejo, de arriba abajo sin perder detalle. No le queda mal…

La DANA y un programa histórico de esRadio

Este viernes 9 de mayo sucedió algo muy importante en Valencia y en los corazones de todos los que formamos parte de esta casa.

En las riadas mortales de otoño no se denunciaron sabotajes ni robos en infraestructuras. Sobró desvergüenza política ante un desastre previsible. Ni el gobierno central de Pedro Sánchez ni el regional de Carlos Mazón sirvieron a los que, literalmente, naufragaban por culpa de las estrecheces ecologistas en las que se agolparon las cañas y el barro que se llevaron tantas vidas por delante. Después, el olvido. Como casi siempre.

Muchas víctimas estuvieron en el Novotel Lavant Valencia contándonos su experiencia y llorando su impotencia en el programa especial —e histórico— que esRadio organizó para presentar el documental 20:11. Sobrevivir a la DANA, dirigido por Vanessa Vallecillo.

Ya no se pueden devolver vidas perdidas, pero los medios de comunicación podemos dar voz a los que queden. Y servir para algo de vez en cuando.

Y envaine, presidente. Que no le vamos a dejar.

***

A mi querida Pili, persona primero y periodista después, por estos 25 años de amistad, batallas, inquietudes y risas.

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