
"Cada vez nos acercamos más a lo irrespirable. Cuando lleguemos a ello será el gran Día. Lástima que apenas estemos en la víspera", escribió Cioran en uno de sus breviarios, Del inconveniente de haber nacido. Claro, él era rumano y francés y no se le pudo ocurrir añadir "español" al nacimiento inconveniente. Pero cabe la pregunta de si haber nacido español es una inconveniencia biográfica. Desde luego, no hay duda alguna de que estamos en una España irrespirable que no ayuda.
Este sí que es un cambio climático de caballo y causado por una reducida banda de hombres y mujeres en España que ocuparon la Constitución, se instalaron en ella y ahora parece que quieren acabar con todo lo decente y respetable que había en aquella nación que, saliendo hábil, y más que dignamente, de una dictadura, quiso hacer posible una convivencia democrática que poco a poco, puñalada a puñalada, se está haciendo irrespirable.
¿O no es irrespirable el olor a chistorra? Le dijo Koldo a su mujer que se trataba de 2.000 chistorras que iban a recibir (1 millón de euros tradujo ella) y el chulo de Torrent, qué desgracia para ese pueblo, se ríe del personal aludiendo a que son chistorras reales, no billetes de 500 euros, que traía muchas su guardaespaldas de Navarra. He preguntado a la IA y 2.000 chistorras pesan, si son pequeñas, 200 kilos y si son normales, 600 kilos, más de media tonelada. Jajaja. Más que cara dura, es desprecio por todos nosotros.
¿Y no es irrespirable lo de Begoña, sus sobres, esos otros en negro con los que pagaba a las trabajadoras y trabajadores sexuales de su familia? ¿Y no lo es su comportamiento ante el juez? ¿Y no lo es su ascensión al cielo universitario vía dirección de Cátedra? ¿Y no lo es su tráfico de influencias, aún presunto, para favorecer al ejemplar Barrabés, según su marido? ¿Y no es irrespirable un Suemmano que no sabía siquiera dónde y en qué trabajaba en Badajoz okupando Moncloa de furtivo?
¿Y no lo es ese ejército de enchufados como asesores del Presidente y sus mariscales. ¿Por cuántos van ya? ¿Más de 950 y de ellos la mitad al servicio específico de Sánchez? Y suma y sigue, porque nada menos que hay casi 1.800 personas de confianza entre asesores y altos cargos. ¿Y cuántos más hay en Autonomías, Diputaciones, Ayuntamientos, empresas, entes y organismos públicos? El caso del ex gerente socialista, ahora Míster Uranio, colocado a razón de 245.000 euros al año, es el más reciente.
¿O es que no es irrespirable que sean antiguos etarras como Otegui y su cohorte de esbirros los que estén cogobernando España? ¿No lo es que los cómplices del PNV sigan recogiendo nueces? ¿Acaso no lo es que un golpista fugado esté envileciendo la política nacional? ¿No lo es que los podemitas, ahora vieja guardia roja china, estafen ideológicamente a quienes aún tienen fe en sus contradicciones y farsas? ¿No es irrespirable que Yolanda Díaz sea, eternamente, ministra? ¿No lo es seguir sin presupuestos generales desde antes de las pasadas elecciones de 2023?
¿Y lo de la perroflotilla en aguas conflictivas donde dicen que han sido torturados ¡¡"vip"!! (el ya famoso mordisco también será cosa de los "judíos") sin llevar ni una lata de sardinas a la población de Gaza? ¿Y lo del gobierno que quiere firmar hoy, 7 de octubre, aniversario de la matanza de Hamás en Israel, un decreto para castigar... ¡a Israel!? Por no querer dejarse matar, será. ¿Y lo de usar el nombre de España injustamente entre las naciones para tapar las vergüenzas de un partido y las del jefe del partido?
Y no sólo, porque, ¿acaso no es irrespirable que los partidos de la oposición anden a la greña por un puñado de votos de aquí o de allá en lugar de acordar la reforma nacional que la mayoría encuestada? ¿Acaso no lo es que, entre todos los grupos, asociaciones y think tanks de la sociedad civil, los viejos y los recién paridos no haya una voluntad decidida de que España pueda salvarse de este calvario que conduce a la nada de una gran nación?
¿No es irrespirable el que tengamos partidos políticos que tienen más que callar que decir? ¿O no es irrespirable ese "y tú más" que se adivina en los sobres con dinero negro, en los enchufados miles, en las adjudicaciones fraudulentas, en las contrataciones bajo sospecha, en el chantaje o machaque a los medios y periodistas que aún quedan con la cara alta, en el mejunje de las universidades y el reparto vergonzoso de los puestos en el Poder Judicial? ¿No es irrespirable el aire ponzoñoso del Tribunal Constitucional que preside Conde Pumpido? ¿Lo sabe él?
No sé cuántas moléculas de aire político, social, estético, moral, religioso incluso, quedan en España que sean respirables. Queda la vida privada con la soga creciente de Hacienda en el cuello, la mugre partidista y el desconcierto general. En ese desbarajuste los liliputienses civiles, de a pie y sin esperanzas, comprobamos que servicios que funcionaban dejan de funcionar bien, hasta en Andalucía, que el caso de las mamografías, aunque manipulado como todo en este país, tiene mandanga. De los trenes y la vivienda, ni hablamos por no llorar.
Irrespirable todo. Asfixiante. Enrarecido. En una democracia cabal, se convocan elecciones limpias, que ya ni eso se cree, y se alumbran caminos de salida, más o menos ilusionantes. Pero aquí, ¿para qué? Unos no quieren porque se quedan sin mamela, sin sueldos y sin opciones si el actual gobierno las convoca. Otros, si es que quieren, no saben qué hacer juntos ni cómo hacerlo, aunque ganen por mayoría absolutísima.
Entonces, ¿qué hacemos los millones de españoles que sentimos que el Día de lo irrespirable ya ha llegado y que no podemos respirar? Pues sólo queda pedir socorro. Pero, ¿a quiénes?
