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EDITORIAL

El catalán Víctor Laínez, víctima de un crimen de odio

La extrema izquierda es, junto con su gran aliado, el separatismo golpista, la peor amenaza que se cierne sobre España y su democracia.

El pasado domingo, un varón de mediana edad fue brutalmente agredido en Zaragoza por el crimen de lucir en los tirantes la bandera nacional. Se llamaba Víctor Laínez, tenía 55 años y era natural de la localidad catalana de Tarrasa. Las lesiones que le provocaron sus agresores fueron tan severas que finalmente falleció este lunes.

La Policía ya ha practicado las primeras detenciones relacionadas con este execrable crimen de odio. Uno de los detenidos es el muy conocido ultraizquierdista Rodrigo Lanza, que años atrás estuvo preso por dejar tetrapléjico a un policía barcelonés.

No se trata de un suceso absolutamente excepcional, sino una consecuencia trágica del fanatismo imperante entre una izquierda radical que interpreta cualquier manifestación de afecto hacia los símbolos nacionales como una intolerable agresión fascista. Los propios líderes de la izquierda antisistema tan cómodamente instalados en las instituciones alimentan ominosamente ese fanatismo criminal al acusar de fascistas a sus rivales políticos y a cualquiera que denuncie su agenda liberticida y su cainismo aberrante. Y al encumbrar como héroes a auténticos criminales antisociales, a los que consideran "presos políticos" y por cuya liberación llegan hasta a montar campañas de sensibilización.

Otro tanto cabe decir de sus tremendamente poderosas terminales mediáticas, siempre prestas al agitprop más nauseabundo y a la intoxicación más repugnante cuando ven que puede resultar perjudicada la derecha política pero que calla, silencia o, en los casos más miserables, hasta amaga con justificar los muy frecuentes desmanes de la extrema izquierda. Son lo peor del periodismo, auténtica canalla envilecida que encima tiene la desvergüenza de presentarse como campeona de las mejores causas o el paradigma de la equidistancia.

El crimen de odio de que ha sido objeto Víctor Laínez debe servir para desenmascarar de una maldita vez a la izquierda siniestra, tanto la política como la mediática, que es, junto con el separatismo golpista –no por casualidad su gran aliado–, la peor amenaza que se cierne sobre España y su democracia.

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