Es cierto que toda encuesta electoral mínimamente seria aplica algoritmos matemáticos que intentan corregir, de forma proporcional, las desviaciones que se observan entre voto declarado, recuerdo de voto, voto oculto, abstención prevista, efecto partido ganador, para elaborar la llamada estimación de voto a partir de los datos de la intención directa de voto. A este respecto, basta con repasar la serie histórica de encuestas del CIS para confirmar que los datos de estimación de voto se aproximan mucho más a la realidad de los resultados que la intención directa de voto.
Aun así, no se puede reprochar al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que se haya referido despectivamente a la "cocina" de la "encuesta del Gobierno" para desacreditar el último sondeo del CIS, que sigue situando al PP en primera posición en estimación de voto, aunque seguido muy de cerca por la formación naranja, que ya supera claramente al PSOE. Y no se le puede reprochar por varios motivos: para empezar, porque todos los partidos –empezando por el PP– critican estas encuestas de un organismo público dependiente del Ejecutivo cuando la cocina beneficia tan claramente al partido del Gobierno: el PP, que en voto directo se sitúa en el tercer lugar, pasa sin embargo a ser el primero en estimación de voto, en lo que bien puede ser interpretado como un exceso de cocina por parte del CIS.
En segundo lugar, esa disparidad entre estimación e intención directa de voto no ha sido tan acusada en ninguno de los sondeos hechos públicos por organismos privados en los últimos meses, todos los cuales sitúan ya a Ciudadanos como primera fuerza política del país.
Y en tercer lugar porque, no teniendo unos comicios generales a la vista, lo más importante es la tendencia que arroja el sondeo, y la que ofrece el del CIS es, igualmente, la de una caída del PP tan acusada como es el ascenso de Ciudadanos.
Así las cosas, ya podrán los cocineros del CIS seguir presentado al PP de Rajoy como la fuerza más votada: ni siquiera ese inverosímil primer puesto que todavía le conceden pone al PP a salvo de ser desbancado del Gobierno tras las próximas elecciones generales.