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EDITORIAL

Esperpento en el Parlamento catalán

La indignantemente reticente, timorata, inicua por inocua aplicación del 155 de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría es un completo fiasco.

El Parlamento regional de Cataluña sigue viviendo en una realidad paralela en la que no hay espectáculo esperpéntico que no tenga cabida. Así, este jueves se celebró un pleno convocado de urgencia… del que no salió ningún candidato.

La negativa de la CUP a apoyar a Jordi Turull ha dinamitado la enésima huida hacia delante de un separatismo que sigue atascado en un conflicto que parece no poder ganar, pero en el que tampoco se está encontrando con una oposición muy dura, más allá de los discursos de Inés Arrimadas y –esto sí letal para ellos– los esfuerzos del juez Llarena para restablecer el imperio de la ley en Cataluña.

La sesión de investidura de este jueves ha destacado por su estupefaciente irrelevancia, ya que lo único realmente noticioso ha sido el nuevo desmarque de la batasunesca CUP, que aún no se sabe en qué se traducirá.

Más allá de eso, Turull ha hecho un discurso pésimo, bochornoso; Arrimadas ha estado contundente como acostumbra en estas ocasiones; Iceta ha fluctuado, desesperado por lograr "acuerdos más transversales" que la mayoría separatista; Podemos ha seguido a lo suyo, llegando a pedir una moción de censura en el Congreso, y Albiol ha protagonizado una intervención tan bien intencionada en general –aunque lamentable en la crítica a Ciudadanos– como falta de fuerza.

La única conclusión real es que, tres meses después de las elecciones, sigue sin despejarse el futuro político de Cataluña; si bien al menos ha empezado a correr el reloj para unas hipotéticas nuevas elecciones.

También ha vuelto a quedar de manifiesto la tremenda renuencia del Gobierno a acabar de una vez con los desmanes de los golpistas. La indignantemente reticente, timorata, inicua por inocua aplicación del 155 de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría es un completo fiasco: no ha puesto fin al desafío separatista, no ha limpiado de golpistas las instituciones autonómicas, no ha erradicado el repugnante adoctrinamiento antiespañol en las escuelas del Principado ni acabado con el agitprop liberticida de esa afrenta al periodismo que es TV3.

Si los golpistas aún no se han salido con la suya se debe a la resistencia opuesta por la Justicia, la Corona y la ciudadanía, no a que el Gobierno haya cumplido con su deber. Para su vergüenza, sigue sin cumplirlo.

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