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José García Domínguez

La decadencia de la raza catalana

Aragonès se nos rila a la primera de cambio.

Aragonès se nos rila a la primera de cambio.
Pere Aragonès acompañado del vicepresidente, Jordi Puigneró y de la consejera Laura Vilagrà. | EFE

Acaba de ordenar el Alto Mando de la Generalitat, formalmente y por escrito, que en todos los institutos, colegios y escuelas de primeras letras sitos en Cataluña se deberá a partir de ahora "promover un aprendizaje de las lenguas desde una perspectiva plurilingüe [el subrayado es mío] e intercultural, fomentando el aprendizaje de las lenguas cooficiales de Cataluña [el subrayado sigue siendo mío], además de una o dos extranjeras, y reconociendo las lenguas y culturas familiares el alumnado [persisto en subrayar yo]". Traducción del politiqués al castellano:

Nos rendimos con todo el equipo y nos comemos con patatas no sólo la inmersión sino también nuestra propia dignidad personal y política, en tanto que insurgentes de chichinabo y rebeldes de medio pelo que no tienen lo que hay que tener para desobedecer a los jueces españoles y arrostrar después las consecuencias.

Porque lo digno hubiera sido que el presidente de la Generalitat en persona, acaso escoltado por el consejero de Educación, saliera a campo abierto para expresar su repudio y consiguiente desacato a la sentencia. Pero como esos alardes retóricos ya no salen gratis total, el prudente patriota Aragonès García ha preferido pasar la patata caliente de la defensa de los principios a los directores de los centros educativos, con la secreta esperanza de que haya por ahí media docena de tontos de baba que estén dispuestos a inmolarse por la Republiqueta catalana y su tan soñado monolingüismo vernáculo obligatorio. Así, nuestro pequeño Judas estelado ha ingeniado la fórmula leguleya para que el Gobierno de la Generalitat pueda escaquearse del asunto, traspasando toda la responsabilidad del cumplimiento de la sentencia a los maestros por la vía de un muy oportuno invento llamado "proyecto lingüístico de centro".

Nueva traducción del politiqués al castellano:

Que sean los claustros de maestros, a través de la libertad que nosotros les concedemos ahora para que determinen el uso efectivo de las lenguas en las aulas, quienes se coman el marrón de saltarse el 25% mínimo en castellano.

Macià montó un ejército (de opereta) para invadir Cataluña. Companys murió con dignidad ante un pelotón de fusilamiento. El cantamañanas despeinado, en cambio, salió corriendo hacia la frontera cinco segundos después de dárselas de muy machote. Y Aragonès se nos rila a la primera de cambio. Ah, la decadencia de la raza catalana.

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