Por desgracia, y a pesar de lo que sugiere el título: La dinastía Castro. Los misterios y secretos de su poder, no es esto lo que encontramos en el libro que nos ocupa, escrito por el cubano Jacobo Machover. Encontramos otra cosa, el relato de alguno de los episodios más significativos de la tiranía comunista que sojuzga la Isla desde hace medio siglo, así como varias ideas sobre lo que puede depararle a ésta el futuro y análisis sobre la situación actual.
Machover es de los que piensa que Raúl Castro hará una transición al capitalismo siguiendo el modelo chino o vietnamita... si es que puede, y de los que alertan de los riesgos que entraña la permanencia en el poder del gorila bolivariano, el irrepetible Hugo Chávez, en Venezuela. "Gracias a su petróleo –escribe– puede volverse el nuevo heraldo de una alternativa mundial junto con los países del Medio Oriente con capacidades energéticas para oponerse a los Estados Unidos y, también, a Israel".
En los últimos años, el acercamiento entre Fidel Castro y Chávez ha sido total, hasta el punto de que, a día de hoy, un cubano puede ser juzgado en Venezuela bajo las mismas leyes tiránicas que rigen en la Isla. Así pues, huir de Cuba para recalar en Venezuela viene a ser lo mismo que ocultarse de un león en la guarida de las hienas. La parte más interesante del libro es aquélla en que Machover escribe que Allende no se suicidó, sino que Castro mandó matarlo con fines simbólicos, esto es, para crear un mártir. Dice Machover que el responsable de la seguridad del presidente chileno, Patricio de la Guardia, aseguró en su momento haberle dado muerte en La Moneda siguiendo órdenes del dictador cubano. "[Allende] tenía que morir como se debe, como un mártir".
Esta revelación pone de manifiesto que los políticos no suelen ser tan valientes como dicen y, sobre todo, que Castro es un gran muñidor de escaramuzas y cortinas de humo, siempre y cuando le sirvan para perpetuarse en el poder y expandir el mito de la revolución cubana.
La dinastía Castro tiene pasajes y datos interesantes, pero no marcará un antes y un después en la literatura sobre el Comandante. Yo echo de menos una obra sobre el dictador cubano escrita con nervio y tensión narrativa, una obra como la que Fernando Díaz Villanueva dedicó al Che Guevara; y que aborde el sistema de terror que impera en la Isla como ya hiciera, por ejemplo, Natividad González Freire en su obra Descubriendo a Fidel Castro.