Xabier Fortes –El Lechero para los enemigos–, consiguió ayer hundir el prestigio de RTVE un poquito más de lo que ya estaba, toda una hazaña al alcance de muy pocos tratándose de un medio público que el sanchismo ha depauperado hasta niveles que creíamos definitivos. Nada de eso. Todavía puede ser peor, como se demostró ayer con la entrevista a Sánchez en el canal de noticias de la cadena pública española. Porque ya no se trata de la mediocridad contrastada de unos profesionales que aburren a una audiencia que ha huido despavorida, sino del insufrible tono servil que utilizan con el Gobierno cuando hasta hace bien poco se vestían todos de negro los viernes para denunciar la manipulación mediática de los gobiernos del PP.
Estos campeones de la independencia informativa cuando manda la derecha son el felpudo agradecido de la izquierda cuando toma el poder, por eso protagonizan espectáculos tan grotescos como el de la entrevista de anoche al presidente del Gobierno en el Canal 24h, una cosa de no creer si no fuera porque hablamos de una televisión gubernamental en manos de los socialistas. Canal Sur, en los tiempos de Alfonso Guerra, era más neutral.
Aquí tienen la segunda pregunta de Fortes a Pedro Sánchez a cuenta de los esfuerzos del Gobierno (¿!) por controlar la inflación:
Pero ¿no puede haber cierta sensación (…) de impotencia del Ejecutivo ante unos mercados que son difíciles de regular o de controlar?
Eso no es una pregunta; es una afirmación basada en una premisa izquierdista que no resiste el menor análisis y que, además, da por hecho que el Gobierno tiene que "regular" y "controlar" el funcionamiento de la economía de mercado, una cosa más propia de una asamblea podemita que de una entrevista seria en una televisión nacional. Porque esto de que el entrevistador sea más partidario del entrevistado que él mismo resulta tan obsceno que hasta Sánchez se removía incómodo en el sillón ante el espectáculo que estaba brindándome –a mí y a unos pocos más–, con alguien que parecía un becario de Bolaños haciendo de sparring antes de una entrevista con periodistas de verdad.
Los políticos quedan en muy mal lugar cuando les hacen la pelota en público. Sánchez lo sabe bien, pero con El Lechero tiene la batalla perdida. Fortes será siempre más sanchista que él mismo y eso es algo que en televisión queda fatal. Tan es así que el presidente tuvo en alguna ocasión que templar gaitas rebajando el tono de las afirmaciones de Fortes. Por ejemplo, cuando el presentador se refirió a los beneficios estratosféricamente injustos de "las bancas" (sic) o de las empresas energéticas y el pobre Sánchez tuvo que salir a la palestra a decir que está muy orgulloso de que tengamos empresas españolas liderando esos sectores a nivel mundial. ¿Cuándo se ha escuchado a Sánchez decir algo así? Nunca. Pero es que todavía no había caído en las manos de Fortes. Anoche no pudo escapar.
Y, como colofón, la despedida en gallego, una cosa también muy apropiada para un canal de noticias en español con proyección internacional. "Bien ¿no?", es la pregunta de Fortes a Sánchez al terminar el espacio fuera de micrófono. No pudimos escuchar la respuesta del presidente, pero debió ser algo así como "sí, Xabi, todo perfecto, pero la próxima vez disimulemos un poco más".