Olivier Corel, cuyo sobrenombre es el Emir Blanco, de origen sirio, ha sido detenido y se encuentra bajo custodia. Como podrán leer en el artículo que les enlacé, las prédicas de monsieur Corel han ido a parar a los oídos de numerosos jóvenes, varios de ellos terroristas. ¿Por qué no pueden encarcelar a este señor? Pues porque sus supuestas prédicas salafistas las hace dentro de su casa y no en lugares públicos.
Ante esta afirmación, varios especialistas se han preguntado si no se le puede acusar como líder de una secta, pero las pruebas no son suficientes para semejante acusación.
El caso es que el Emir Blanco ahora está bajo custodia, pero podría ser liberado en cualquier momento, y continuar con sus presumibles prácticas de arengar para el terror.
Bajo una imagen de maestro o guía espiritual, cabellos y barba blanca, el hombre deja traslucir un aspecto de inocencia absoluta, pero si nos fijamos en su mirada, oscura, férrea, percibimos que todo el odio habita encerrado en sus pupilas.
No me puedo explicar, y conmigo unos cuantos, cómo es posible que todavía la policía no se apodere de un motivo para acabar con la presencia de este peligroso hombre en la sociedad francesa.
Pese a que le llaman el gurú, nadie se atreve a echarle en cara su pasado de presunto jefe de secta, que ha tenido como consecuencia, de manera indirecta, varios hechos mortíferos ligados a la red de terroristas de Daesh, como los protagonizados por los hermanos Merah. Y sobre todo cabe preguntarse por qué varios de sus discípulos cayeron en prisión mientras él siempre ha escapado de ella.
Admirador de Osama ben Laden, colecciona declaraciones y artículos del líder de Al Qaeda, de los cuales supuestamente se sirve para entrenar a sus seguidores.
¿Por qué tan siniestro personaje puede continuar actuando por su cuenta? Vayan ustedes a saber.