Cientos de pasajeros clandestinos bloquearon el Eurotúnel; los intrusos se subieron a los techos de los trenes entre París y Londres, y caminaron por encima de ellos, lo que provocó la retención y demora del trayecto.
La información empezó a darse a conocer a partir del lunes en la noche, a través de Twitter.
Los emigrantes descendieron a las pistas de la terminal de Calais-Fréthun, uno de los puntos clave para aquellos que intentan colarse en Gran Bretaña, lo que obligó al ferroviario francés SNCF a parar todos los servicios aproximativos a las entradas de diferente dirección de los túneles.
Entre 3.000 y 4.000 emigrantes viven en campos cercanos a Calais, esquivando a la policía cuando tratan de subir a trenes o a camiones en dirección a Inglaterra. Toman también el riesgo de esconderse en automóviles de las maneras más inverosímiles posibles.
Cinco trenes Eurostar, de gran velocidad, fueron –como dije antes– bloqueados durante horas. Los pasajeros de los trenes tuvieron que esperar en la oscuridad, sin aire acondicionado, ahogándose del calor, mientras escuchaban los pasos de los emigrantes en los techos de los trenes.
Algunos ya hablan del cierre definitivo del trayecto ferroviario, dados los peligrosos riesgos que se corren, además con la alerta antiterrorista.
Estos emigrantes de Medio Oriente, Asia y África huyen de conflictos armados, zonas de guerra, y de la pobreza en sus países de origen.
El ministro del interior francés, Bernard Cazeneuve, declaró que nueve personas han muerto intentando cruzar a bordo de trenes y camiones, y que se levantarán procesos judiciales en contra de quienes sean atrapados intentándolo.
Me pregunto cómo podrán hacerlo, cuando esto se ha convertido ya en una especie de movimiento político indetenible. ¿Y los rehenes de este conflicto? Las personas que han pagado un billete de tren para poder visitar a sus familiares o sencillamente para hacer un viaje correcto. El mundo se ha vuelto loco, y eso es lo que trajo el barco. Peores cosas veremos.