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Carlos Pérez Gimeno

La baronesa Thyssen pierde los papeles

Carmen Cervera, cada día que pasa, más me sorprende. No entiendo nada de lo que hace, ni como actúa, y si se deja aconsejar por alguien, no debe tener muchas luces, porque peor no lo puede estar haciendo.

La absurda batalla que continúa manteniendo en contra de su hijo y su nuera se resiste a reconocer que la tiene perdida desde el primer día en que comenzó.

Me parece imposible que no se dé cuenta del ridículo tan espantoso que acaba de hacer, después de tragarse el anzuelo con el timo del asunto de la entrega del video porno protagonizado por su nuera en un barco, que le ha costado la friolera de 18.000 euros.

No se da cuenta de lo mal asesorada que está, y de lo poco discreta que está siendo. Nada que ver con la actitud de Borja y Blanca, que cuando se les pregunta por cómo está su relación, siempre responden lo mismo, que no quieren hablar del tema.

Ahora la baronesa nos sorprende con unas declaraciones a la revista Lecturas, diciendo que acepta a Blanca. Conociéndola, no se sabe si en ese momento se lo estaba creyendo o simplemente lo hacía para quedar bien o para despistar.

Lo cierto es que cada día lo tiene más difícil, y que no hace falta ser muy listo para darse cuenta de que Borja es un padre y marido ejemplar, y que como ha declarado a la revista Hola, no quiere dar a sus hijos la educación que él recibió de pequeño.

Es un hombre que está encantado con su familia, se les ve juntos en muchísimas ocasiones, le gusta disfrutar de los suyos, no se plantea internados, al menos hasta que no sean mucho mayores, y por supuesto no quiere que vivan aislados, como le pasó a él cuando era pequeño. Lo mismo les está ocurriendo a sus hermanas, que no salen de la casa de San Feliú.

Carmen Cervera debería de recapacitar, ponerse en contacto con su hijo e intentar llegar a alguna solución, zanjar esta situación, que no tiene ni pies ni cabeza, y dejar de hacer esas declaraciones absurdas, como la de que llama a su hijo y le cuelgan el teléfono.

Ahora va a resultar que la baronesa se amilana y es una pobre mujer sin recursos, con lo pirulera que ha sido toda la vida.

Una historia en la que la única perdedora es la propia Tita.

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