
Puesto que Luis Miguel no revela sus intenciones acerca de su íntima amistad con Paloma Cuevas y ésta únicamente ha confesado a su revista predilecta que son sólo buenos amigos, intentamos sondear cuanto se ha publicado hasta la fecha en la prensa mexicana, donde continúan llamando al cantante El Sol de México, como si un día el país azteca pudiera quedarse a oscuras cuando desapareciera de la actualidad. Cierto es que Luis Miguel es el ídolo musical más importante del país. Por eso se especula cuál será la mujer que, al fin, lo lleve al altar o ante un juez después de una prolongada lista de novias y amantes: hasta la fecha ha rehuído casarse, quizás recordando que sus padres no se llevaron muy bien que digamos en el último tramo de sus vidas. Pero, a pesar de ser tan renuente a dejar su soltería, se insiste que hace unos meses Luis Miguel le regaló a Paloma Cuevas un valioso anillo de compromiso o, en su defecto, regalo anticipatorio de cuanto pudiera ocurrir en un próximo futuro. Apuesto a que si ello se confirma y se convierten en marido y mujer lo harán en secreto, con los testigos justos, y exclusiva periodística pagada a precio de oro.
Cuando se hizo pública la ruptura matrimonial de Paloma con Enrique Ponce, que causó general asombro, nadie de su entorno podía imaginar que un amigo de la pareja, Luis Miguel, resolviera ser el acompañante más asiduo de ella en los últimos meses. El torero valenciano y el cantante mexicano fueron presentados por el influyente Miguel Alemán Magnani y desde entonces se crearon fuertes vínculos amistosos entre ambos. Si Enrique es muy aficionado a cantar (no lo hace mal, por cierto) Luis Miguel es aficionado a los toros y debe, por cierto, su doble apelativo a que su padre, Luisito Rey, se lo impuso por ser admirador de Luis Miguel Dominguín, padre de Miguel Bosé. Tanto Ponce como Luis Miguel practican el golf, deporte que los ha unido más. Como comidas, eventos varios en los que Paloma Cuevas estaba presente. Dáse la circunstancia de que los Ponce-Cuevas apadrinaron a Miguel, uno de los dos hijos que el divo de la música tuvo con Aracely Arámbula, una de las mujeres de su azarosa existencia amorosa.
Preguntado Enrique Ponce, muy discreto en cuanto a su vida privada, sobre si tenía algo que ver ultimamente con Luis Miguel, respondió que no, que desde que dejó a Paloma, no sabía nada del cantante. Instalado en Almería, donde reside en una amplia vivienda no muy lejos del aeropuerto, mantiene su idilio con una joven estudiante de Derecho con la que se presume pueda casarse en cualquier momento, cuando haya legalmente arreglado cualquier fleco pendiente sobre el patrimonio que disponía en común con su ex, Paloma Cuevas. Quien aun repartiendo su tiempo entre su casa madrileña y la finca jienense con sus dos hijas, Paloma, nacida en 2008, y Bianca, en 2011, deberá decidir cuál será su próximo futuro. De casarse con Luis Miguel ¿se establecería con las niñas en México, una vez tratado ello con Enrique? Aquél, tiene una casa en la Costa del Sol malagueña, ha vivido en Madrid en un hotel en el pasado verano para alquilar más recientemente un apartamento en la capital de España. ¿Entra en sus planes radicarse definitivamente entre nosotros? Este 2023 reaparecerá en los escenarios, tras un largo tiempo ausente de ellos y de los estudios de grabación. Lo que lo mantendrá alejado un tanto de su amada. Claro que ésta ya se acostumbró cuando vivía con Enrique a sus frecuentes desplazamientos por sus compromisos taurinos.

Respecto al patrimonio de estos protagonistas, Paloma Cuevas, una vez resueltos los bienes gananciales, dispondría de suficiente capital; aparte de que ella no estuvo nunca ociosa ni pretendió jamás beneficiarse de los millones de su entonces esposo ganados en los ruedos; es una empresaria de éxito y se gana muy bien su salario. En cuanto a Luis Miguel se le calcula su fortuna en doscientos millones de dólares, con propiedades repartidas en México, Los Ángeles y Miami. Compró un yate espectacular por el que desembolsó dieciséis millones de dólares. Y es dueño de varios automóviles de alta gama, entre marcas como Ferrari, Mercedes y Rolls Royce. Sus cuentas corrientes son boyantes, aunque pasó no hace muchas temporadas por algunos apuros y problemas, a saber. Hacienda le acusó de desviar a Suiza veinte millones de dólares y esa deuda fiscal la afrontó con ayuda ajena. Al no pagar impuestos por su "penthouse" en Miami, lo multaron con ciento treinta mil dólares. Un hijo del ya fallecido Vicente Fernández, Alejandro, le ganó un juicio por incumplimiento de contrato de una gira, asunto que le supuso a Luis Miguel desprenderse de seis millones y medio de dólares. Únase a esos contratiempos que perdió en 2016 otra demanda que tramitó su antiguo representante William Brockhause, al no satisfacerle su diez por ciento convenido de sus contratos entre los años 2012 y 2014. Para no ir a una cárcel estadounidense, tras ser inicialmente detenido, preso unas horas en una comisaría, hubo de rascarse el bolsillo y abonar un millón de dólares.
Y es que Luis Miguel no se ha ocupado siempre bien de sus finanzas y negocios, amén de que al menos antes era muy amigo de ciertas extravagancias, gastándose caprichosamente ingentes cantidades de dinero, como en aquella ocasión de que junto a uno de sus cuates se encerró en una sala de fiestas de Miami donde hubo de hacer frente a una factura por importe de cincuenta mil dólares, tras correrse una descomunal juerga en la que el champán corría de mesa en mesa de sus invitados, aparte de muy caras viandas. Tras capear como pudo un cierto descalabro económico, salió a flote hace año y pico gracias a la multinacional Netflix que produjo el "biopic" estrenado en una cadena de televisión mexicana (pudo verse en España, bajo demanda), en unos cuantos capítulos biográficos acerca de la vida de Luis Miguel, cuyo guiones revisó cuidadosamente con sus abogados, sin que él figurara como actor. Tuvo éxito, al menos en México. Lo que le posibilitó encauzar su próxima vuelta a los escenarios, actuaciones interrumpidas desde su gira "México por siempre".
Luis Miguel Gallego Basteri cumplirá cincuenta y tres años el próximo 19 de abril, nacido en San Juan de Puerto Rico, de padre cantante, gaditano, conocido como Luisito Rey, y de madre italiana, Marcela Basteri, hermana de la actriz Rosanna Podestá, desaparecida en 1986 cuando viajó desde la Toscana, su tierra natal, a Madrid. Se ha especulado desde entonces sobre si vive o está muerta, enterrada quizás en el pueblo madrileño de Las Rozas, aunque otras fuentes señalan que se halla en un ignorado centro psiquiátrico. Sólo Luís Miguel y sus más directos familiares están en el secreto.
Fue su padre quien lo indujo a cantar profesionalmente. Se conserva una antigua grabación en un programa de la televisión mexicana, siendo un niño de prodigiosa voz, interpretando "Malagueña", de Ernesto Lecuona. Con once años actuó en la boda de la hija del presidente de México José López Portillo, evento que le supuso su trampolín para ser contratado por un importante ejecutivo y desde allí, mediados los años 80, es cuando se produjo su salto a la fama. En 1991 el Presidente Carlos Salinas de Gortari le proporcionó la nacionalidad mexicana.
Su padre lo había explotado desde que era un niño, le administraba efedrina para que pudiera aguantar las horas que hicieran falta en sus actuaciones. Y siguió haciendo rapiña hasta que el ídolo, cansado, lo echó de su lado, buscándose otro representante. Luisito Rey acabó de mala manera, muriendo en un hospital catalán, arruinado. Luis Miguel, en su avión privado, llegó a tiempo de abrazarlo y darle su último adiós.
Aquel progenitor despiadado y ruin junto a su hermano Mario, para tener contento a Luis Miguel, a sus doce años, le facilitaron una prostituta, encerrándolos en la habitación de un hotel. Así, a tan temprana edad, el futuro ídolo de la canción conoció el sexo. Y en adelante, no paró. Larguísima es la lista de sus amores, entre modelos, actrices, cantantes, misses y admiradoras. A los catorce años, ella de quince, se enamoró de la llamada Adela Noriega, con quien grabó el vídeo promocional "Palabra de honor". A los diecisiete años, el cantante se enrolló con Mariana Yazbek, que era fotógrafa, cinco años mayor, con la que también participó en otro vídeo, en Acapulco, "Cuando calienta el sol". A la que llevó a su estrenada casa de Tecamachalco, cerca de la capital mexicana. Alarmado su padre, contó a Luis Miguel que ella lo engañaba, ardid mediante el cual la pareja rompió su relación. Pero es que la tal Mariana era entonces la prometida del director cinematográfico Alejandro González Iñárritu, lo que llevó al trío a una violenta situación.
Pronto comenzó su habitual cambio de pareja, llevándose a la piltra a una veterana cantante, Lucía Méndez, que le llevaba un decenio, siendo él aún menor de edad. "Él me ligó – diría ella – mintiéndome sobre sus años". Conforme iba viviendo su impulsiva juventud aumentaba sus conquistas: Lucero Ogaza, con la que rodó la película "Fiebre de amor"; un video con igual título de esa canción lo emparejó con otra novia, Lucero; y otros ligues, con Isabella Camil, Lucía Miranda, Luciana Salazar… Transcurría 1999 cuando la presentadora de televisión, una periodista llamada Mirka Dellanos, dejó su programa "Primer impacto", de la importante cadena Univisión, para irse a vivir con Luis Miguel. Una hija de la periodista, Alexia, frustraría aquel encendido romance cuando lo divulgó entre sus amistades. Y, más adelante, surgieron otros: con la modelo Kenita Larrain, la periodista venezolana Desirée Ortiz Salswach, con la que asimismo rompió el cantante, enterado de que contaba intimidades en sus redes sociales; la conocida actriz Sofía Vergara, que parece ser le inspiró una de sus más divulgadas creaciones, "La incondicional", aunque hay quien le otorga ese dato a otra., Daisy Fuentes. Sofía dejó de ser su amante cuando el cantante cortó en seco su amor por ella, sabedor de que era utilizado para reportajes gráficos de ambos, sin su consentimiento.
Con Alicia Machado, Miss Universo 1996, imponente mujer, Luis Miguel casi enloqueció de pasión, tras conocerse en Los Ángeles durante una sesión de fotos entre los dos. "Me invitó a cenar – evocó ella -, cerró el local, sonaban violines por todas partes… Todo un bellísimo caballero, cariñoso, estaba como un tren, pero viajaba mucho y lo tuvimos que dejar". La presentadora cubana de televisión Daisy Fuentes, antes ya citada, figuró entre sus preferidas, entre 1995 y 1998. Desde luego que, junto a esos nombres, en diversas épocas, se fijó en otros más importantes, como la tenista Gabriela Sabatini, la muy destacada baladista Mariah Carey, a la que vio por vez primera en la estación invernal de Aspen (Colorado), a finales de los 90, se liaron la manta a la cabeza, pensaron incluso en boda y cuando él la dejó en 2001, la diva del pop norteamericano sufrió un colapso nervioso del que tardó en recuperarse. También por esa época flirteó con Salma Hayek, una de las estrellas hispanas más conocidas en Hollywood, quien prefirió quedarse en la Meca del cine para no interrumpir su carrera al lado del artista canoro.
Y es que, el aparente dulce Luis Miguel, era un "duro" cuando se enamoraba de otra y tenía que librarse de la anterior. Así le pasó siempre con sus conquistas. Aunque hay dos de ellas que fueron, probablemente, las que más marcaron su corazón. La primera, Stephanie Salas, nieta de la gran actriz mexicana Silvia Pinal, que eran amigos en los años 80. Quedó embarazada de una niña, Michelle, que él se resistía a reconocer, a lo que se vio obligado tras un penoso proceso judicial, ya contando la jovencita en cuestión quince años. Para entonces, Micky, como algunas lo llamaban, ya había sido padre de dos varones, Miguel y Daniel, de su convivencia con Aracely Arámbula, a la que una vez separados, tras cuatro años unidos ,en 2009 se negó a pagarle la consabida pensión alimenticia. Condenado en un juicio, hubo de hacerlo, indemnizándola con cincuenta millones de pesos mexicanos. No se habla con esos dos hijos, tampoco con la antes mentada Michelle. Padrazo, no lo ha sido jamás.
Y llegamos a sus penúltimas cuitas sentimentales. Flipando por Sasha Sokol una modelo y cantante. La despachó como siempre, con un ¡adiós, muy buenas!, para encamarse junto a la corista de su propio espectáculo Mollie Gould, veinteañera con la que se paseó por las playas de Miami y también en un viaje a Madrid, lo que sucedió en 2019., ya cuando llegó a su vida la argentina Mercedes Villador. Con ella apareció "El Sol de México" en los primeros meses del pasado año. Llegaron los meses estivales, dejó de estar a su lado. Despechada, al enterarse que su hasta entonces enamorado se había enganchado con Paloma Cuevas, furiosa, escribió en su "twitt" un ataque hacia ésta, reflexionando en puya dirigida a Luis Miguel, lo que sigue, aforismo con visos seudofilosóficos: "Al final te das cuenta de que no pierde el (no la) que lo da todo, sino el que no sabe valorar". Lo mismo lo copió, pero está bien. Si lo ha leído el mexicano, seguro que le ha importado un pito. Él es así. Veremos si Paloma lo pone firme.