Juan Antonio Orenga es el hombre de moda en España... para mal. El fracaso de la selección en el Mundial de baloncesto, tras caer contra Francia en cuartos de final (65-52), ha dejado al técnico castellonense, de 48 años, con la soga al cuello.
El pasado miércoles, a eso de las 23:30 horas -pocos minutos antes de que se consumara el desastre ante los bleus-, el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid era un clamor: "Orenga dimisión".
Pese al grito al unísono de miles de aficionados pidiendo su cabeza, el aún seleccionador de baloncesto respondía: "¿Dimisión? El más jodido ahora soy yo. Ahora mismo estoy pensando todavía en el partido, en lo duros que son estos momentos. Soy una persona de la Federación, nunca hay un problema en estar en un sitio o en otro. Hemos peleado hasta el final y seguiremos peleando".
Eran las palabras de Orenga, en la rueda de prensa posterior al encuentro frente al conjunto de Vincent Collet, para aferrarse al cargo como a un clavo ardiendo.
La situación del preparador valenciano, sin apenas experiencia en los banquillos de primer nivel -dirigió al Estudiantes en la temporada 2005/06, pero fue destituido a las pocas semanas cuando el equipo llevaba un balance de seis victorias y nueve derrotas-, ha puesto igualmente en el disparadero a José Luis Sáez, quien comparecerá este mismo viernes a mediodía (12:30 horas) en el Hotel Meliá Castilla y, a buen seguro, se pronunciará respecto al futuro de Orenga.
El técnico está más en entredicho que nunca y el runrún es que la Federación le va a buscar una salida digna tras al desastre en el Mundial, donde la selección española ha tirado por la borda una oportunidad única.
Orenga, que lleva en el cargo de seleccionador desde finales de noviembre de 2012, ya caminó sobre el alambre hace un año, cuando España cayó contra Francia en semifinales del Eurobasket. Entonces, nuestra selección de baloncesto acudió a la cita de Eslovenia sin jugadores como Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes o Serge Ibaka, mientras que los galos sí contaban con Tony Parker y Joakim Noah. Esta vez, en el Mundial, la película ha sido bien distinta: mientras la selección española ha tenido a sus mejores estrellas, Collet ha tenido las bajas de Parker y Noah.
En definitiva, un fracaso en toda regla que podría llevar a la Federación a tomar medidas drásticas.