
Ruptura total en la cúpula de ERC. Marta Rovira, secretaria general de la formación republicana ha dado a conocer una carta a la militancia en la que anuncia que no optará a la reelección en el congreso extraordinario que celebrará el partido el próximo 30 de noviembre. Rovira subió la carta a X tras la conclusión de la ejecutiva extraordinaria que su partido celebró el miércoles por la tarde y en la que se acordó la celebración de dicho congreso así como que Oriol Junqueras dejaría la presidencia del partido tras las elecciones europeas.
Horas después, a primera hora de este jueves, Junqueras ha comparecido en la sede republicana de la calle Calabria de Barcelona para anunciar que sí, que ha dimitido, pero que se presentará a la reelección en el congreso del 30 de noviembre porque cree que todavía puede ser útil. Era la respuesta del todavía presidente de ERC a su todavía secretaria general.
La misiva de Rovira contiene cargas de profundidad que ilustran el profundo enfrentamiento entre las familias republicanas. "ERC debe de volver a hacer de ERC. No queremos reproducir los liderazgos mesiánicos ni las élites políticas, somos personas al servicio de personas. No queremos hacer uso del populismo emocional", escribe Rovira en clara alusión a Oriol Junqueras, quien ha confirmado a Rovira esta mañana en una comparecencia al más puro estilo Sánchez. En otra escala, los cinco días de reflexión de Sánchez serán semanas en el caso de Junqueras y dedicados a un "proceso de escucha".
"Se necesitan cambios"
¿Qué es lo que no ha entendido Junqueras? es lo que parece preguntarse Rovira en la carta. "Como persona implicada en el 1-O me sentía en deuda con la ciudadanía porque la ofensiva del Estado nos bloqueó la capacidad de liderazgo" o "desde los malos resultados de las elecciones municipales y españolas estoy convencida de que se necesitan cambios. Y los resultados del domingo vuelven a confirmar esta necesidad" son algunas de las frases que delatan la profunda diferencia de pareceres en el seno de una dirección que se había presentado hasta el presente como cohesionada y sin grandes contradicciones internas.
"Com a militant de base, i per coherència, he comunicat als companys i companyes de la direcció nacional que no em presentaré de Secretària General al proper Congrés Nacional." @Esquerra_ERC pic.twitter.com/Nei1W9ubJX
— Marta Rovira Vergés🎗 (@martarovira) May 15, 2024
La amnistía, el final del camino
Pero esa dirección de ERC ya no existe. Aragonès marcó el camino que sigue Rovira y que Junqueras se resiste a transitar porque no se considera responsable de las decisiones adoptadas por Pere Aragonès como presidente de la Generalidad. Y mucho menos del adelanto electoral. En cambio sí reivindica la negociación con el PSOE y con el Gobierno. Igual que Rovira, quien matiza que la amnistía marca el final del camino para la generación del 1-O.
El mantenimiento de los cargos a toda costa tenía lógica para entorpecer las acciones judiciales, pero conseguida la amnistía es hora de dar paso a nuevos liderazgos, entienden Rovira y Aragonès. En cambio, Junqueras cree llegado su momento y se prepara para salir a la calle "a hablar de igual a igual a los ciudadanos".
Crisis que beneficia al PSOE
La renuncia de Rovira y la resistencia de Junqueras bloquea el partido hasta el próximo 30 de noviembre, fecha del congreso extraordinario en el que se elegirá una nueva dirección. La fecha se ha señalado para tratar de esquivar una posible repetición electoral. Pero desactiva la capacidad de maniobra y la unidad de acción de ERC frente a un panorama en el que su concurso resulta imprescindible para determinar si gobierna Salvador Illa, lo hace Puigdemont o se repiten elecciones.
En ERC tienen la llave de estos escenarios, pero primero deberán resolver su situación interna. La abrupta crisis de ERC parece beneficiar al PSOE, pues paraliza a la formación hasta pasado su congreso extraordinario. Junqueras aspira a detentar las riendas hasta el 9 de junio y a partir de ahí abrir su proceso de escucha. En ese margen temporal, ERC será un acto neutro en la escena nacional.
Puigdemont, sin interlocutor
Diferente es la situación en Cataluña. El PSC aspira a gobernar en solitario y admite que en campaña para las europeas será difícil establecer negociaciones para la investidura de Salvador Illa. Puigdemont insiste en su teoría de los "gobiernos coherentes" y en que el "constitucionalismo progresista" (tal como ha definido al PSC y a los "Comuns") suman menos escaños (48) que los partidos independentistas (59). Sin embargo, acentúa que el independentismo ha retrocedido y que hay que recuperar la unidad de acción para recuperar el terreno. También invita a negociar a ERC y le insta a reformular conjuntamente la estrategia, pero ahora mismo no se sabe quién es el interlocutor del partido. En ese escenario, nadie quiere pasar como el responsable de las elecciones, pero todos los actores contemplan la posibilidad