Una de cal y otra de arena. Pedro Sánchez exhibe ante Podemos la estrategia maquiavélica de ser astuto como un zorro y fuerte como un león. Tras varias semanas en las que no ha dudado en humillar a varias de sus ministras moradas, desautorizarlas o ignorarlas a la hora de anunciar importantes medidas, como el volantazo en el Sáhara o el envío de armas, ahora llega el turno del Sánchez "magnánimo" que les escucha y les hace sentir parte del Gobierno.
En Podemos no ocultan sus satisfacción porque el Plan económico y social presentado este martes, tiene "su impronta". El PSOE, que en otras ocasiones ha sido reacio a aceptar las propuestas de su socio de Gobierno, esta vez ha abierto la mano para aceptar reivindicaciones que hace sólo unas semanas era impensables. En el socio minoritario ponen como ejemplo el tope del 2% a la hora de revisar los alquileres, desvinculándolo del IPC. Una vieja aspiración de los morados que los socialistas se negaban a incluir.
Incluso ha permitido que sea Unidas Podemos quien presente la batería social del Plan. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, era la encargada este martes de publicitar el aumento del 15% en el Ingreso Mínimo Vital o la prohibición de los despidos a las empresas que reciban ayudas directas. También, a medias con Teresa Ribera, se agenciaba la autoría del bono social eléctrico y térmico.
La rueda de prensa de este martes fue atípica. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, asistía como espectadora y las encargadas de detallar el Plan eran las tres vicepresidentas (Calviño, Díaz y Ribera). "Un formato excepcional para un momento excepcional", afirman en Moncloa donde prometen que el próximo martes, Rodríguez volverá a ser la portavoz del Gobierno.
Un llamada de domingo
Podemos vuelve a disfrutar del foco y de las mieles del poder tras varias semanas de desencuentros. La semana pasada, Díaz no dudó en airear sus diferencias con Sánchez a cuenta del Sáhara. "Se trata de diferencias de fondo", afirmaban los morados, insatisfechos por las explicaciones de su socio de Gobierno.
Sánchez y Díaz se vieron el martes en el Consejo de Ministros, coincidieron en la sesión de control del miércoles y se intercambiaron unos mensajes el viernes antes del Consejo Europeo donde se debatía el tema de la energía. El domingo, el presidente le sorprendía al llamarle para cerrar el programa de Gobierno en el Plan Económico. Sánchez era receptivo a las propuestas de Unidas Podemos y evitaba dar explicaciones a su socio sobre otros asuntos controvertidos.
Mientras le bloquea en el Congreso
Receptividad en el tema social y económico pero despiadado en temas en los que Sánchez ha actuado de manera unilateral. La pasada semana, Podemos, ERC y Bildu registraron una Proposición No de Ley (PNL) para ratificar el apoyo a las resoluciones de la ONU y a la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental.
La mesa del Congreso debería haber dado luz verde a esta PNL durante la reunión de este martes pero la presidenta de la Cámara Baja, Meritxel Batet, escudándose en un viaje, se ha negado a reunir al órgano interno. Tampoco de manera telemática como ha sucedido en otras ocasiones. La decisión sorprendía a la formación morada que creen que Batet busca evitar este debate que, en caso de salir adelante, "instaría" al Gobierno a rectificar aunque no es vinculante.
No sólo Podemos tiene esa sospecha. Otros partidos de la oposición, que rechazan la PNL pero que están a favor de que puedan tramitarla, creen que la decisión de Batet de retrasar la reunión de la mesa tiene como finalidad dilatar esta proposición. En el caso de la formación morada, tiene un cupo de una PNL por periodo de sesiones, y el tiempo les apremia a hacerlo cuanto antes.