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Agapito Maestre

Las vanidades socialistas

El régimen propagandístico cristaliza y la sociedad traga. No les importa hacerlo mal. No tienen sufrimientos. No tienen vergüenza de nada. Lo importante es consolidarse en el poder

Me quede dormido viendo el telediario del fulano descamisado. Transcribo la pesadilla. Si yo fuera Tom Wolfe, escribiría la hoguera de las vanidades socialistas. Si yo fuera Tom Wolfe, escribiría que Zapatero y sus gentes sólo son vanidosos. Si yo fuera Tom Wolfe, escribiría cómo los simpáticos socialistas, con su risueño jefe a la cabeza, nos siguen dando todos los días la oportunidad de ser mejores ciudadanos. ¡Qué buenos son los socialistas! Rozan la perfección. Hombres preparados en todos los terrenos intelectuales y morales. Su bondad sólo es comparable con su inteligencia. El socialismo español es un ejemplo de buen hacer. Sus gestas son cantadas por los grandes novelistas y poetas de España. Los historiadores, los suyos, ya han dejado fijado para la posteridad su limpia manera de ganar elecciones. En fin, porque Zapatero, la quintaesencia del socialismo, es un ciudadano de talante pacífico, los españoles deberíamos mirarnos en él como espejo de virtud ciudadana.
 
Me despierto y veo en la televisión al hombre que gesticula sin ton ni son. Horrible pesadilla. Está cumpliéndose lo que dije, hace un año más o menos, si todo va bien durante esta legislatura, escribí, pronto tendremos elecciones anticipadas. Pero, si todo va mal, rematadamente mal, tendremos que aguantar cuatro años. Ya ha pasado un año y la situación corrobora el diagnóstico. Lo siento. Todo es empeorable, pero esperemos que los terroristas que mataron a 192 personas no lo celebren con otra matanza. Sin embargo, sospecho que el próximo año seguirán celebrando lo bien que lo hacen los socialistas. La propaganda es todo en los regímenes socialistas.
 
El próximo año Maragall seguirá diciendo que Zapatero es obra sí mismo y de su familia. El próximo año nos seguirá desgobernando el mismo personal. Por supuesto, el próximo año, cuando llegue el día 14 de marzo, los principales dirigentes de la empresa socialista se juntaran para hacer bromas y darnos ánimos a los sufridos españolitos para que nos acostumbremos a sus naderías. Bravo. No recordarán su lucha a muerte hasta conseguir el poder. Tampoco lo han hecho este año. No citarán la ocupación violenta del espacio público durante los tres últimos años del mandato de Aznar. Tampoco en la celebración de este año lo han recordado. No dirán nada del atentado del 11-M. Tampoco han dicho nada de esto en la celebración de este año.
 
El PSOE seguirá celebrando sus victorias pero con cierta tristeza, pues que siempre tiene algo que ocultar. No todo, pues, fue limpio. Aunque una actriz dirigió la ceremonia de celebración con inteligencia, sutileza y gracia, es un decir, para ocultar la patina de polvo que cubre la empresa socialista, no fue posible ocultarlo. El cantante Víctor Manuel, todos los abajo firmantes a favor del asesino Castro, los sabios de la televisión y, en fin, toda la flor y nata del socialismo en el poder estaban en la Casa de América encantados de haberse conocido. Alegres y felices los buenos socialistas cantaban sin cesar las glorias del jefe. La actriz “brillante” dejó de hacer gracias y le dio la palabra al líder, como si quisiera despeñarlo por su apellido. Entonces llegó la apoteosis, Zapatero fue y dijo: Paz, ciudadanía y talante. Según el presidente del Gobierno, son las palabras que sintetizan la labor socialista al frente del ejecutivo.
 
Difícilmente hallaremos en esas palabras poco más que propaganda, palabrería y cierre de filas de los empleados de la empresa para mantener sus puestos de trabajo con esfuerzos mínimos. Pero, por fortuna para ellos y desgracia de la Nación, la cosa funciona. Las instituciones educativas y culturales están controladas. La pedagogía política no es necesaria, porque la sociedad come en las manos del poder. Más aún, la sociedad civil es inexistente. Los figuras (sic) del Gobierno de España están contentos. Triunfan. El régimen propagandístico cristaliza y la sociedad traga. No les importa hacerlo mal. No tienen sufrimientos. No tienen vergüenza de nada. Lo importante es consolidarse en el poder. Las encuestas les dan la razón: Cuanto peor lo hagan, no lo duden, más durará la legislatura.

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