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Agapito Maestre

Zapatero no se juega nada

Si España fuera, pues, un país más o menos normal, o sea, con un sistema político asentado sobre valores democráticos, quizá tendría alguna lógica pensar que la crisis económica le pasará factura a Zapatero.

Es opinión generalizada que este año 2010 será decisivo para el futuro político de España. Zapatero, mantienen la mayoría de los medios de comunicación, puede hundirse definitivamente. Las últimas encuestas de intención de voto, las críticas con las que ha sido recibido en Europa la presidencia de Zapatero y, en fin, el escepticismo creciente que Zapatero produce en los sectores más avanzados de la sociedad española, vendrían a reforzar los riesgos que corren los socialistas en el nuevo año. Zapatero se la juega, dicen los optimistas, cuando estamos en el ecuador de la legislatura.

Yo, sin embargo, no comparto ese optimista parecer. En verdad, quien se la está jugando es la oposición. Cinco o seis puntos de diferencia entre el PP y el PSOE, como vienen resaltando las encuestas, no son apenas nada cuando hablamos de España, que tiene la sociedad civil más débil de Europa o, lo que es lo mismo, cuenta con un electorado fanatizado y dependiente de la propagada "pararreligiosa" de Zapatero. La izquierda más reaccionaria de Europa está entre los votantes socialistas. Si España fuera, pues, un país más o menos normal, o sea, con un sistema político asentado sobre valores democráticos, quizá tendría alguna lógica pensar que la crisis económica le pasará factura a Zapatero.

No es el caso. Nadie se engañe. Para Zapatero el año 2010, especialmente este semestre, será una forma de tomar aire; de hecho, y a pesar del general cachondeo que este hombre provoca en toda Europa, la presidencia de la UE ya está siendo utilizado para sacar pecho. Sin duda alguna, en cualquier país de Europa, la acentuación de la recesión económica, el aumento del paro y la ineptitud de un Gobierno cualquiera para adoptar medidas que frenen el deterioro de la economía, podrían ser causas suficientes para prever un cambio de Gobierno. Pero, por desgracia, España es diferente. Zapatero ha hecho de la crisis un asunto electoral. Populista.

De momento, Zapatero cuenta con un aparato de agitación y propaganda a su favor del que carecen el resto de gobiernos de Europa. Ningún político europeo ostenta tanto poder sobre los medios de comunicación como el de Zapatero. Cadenas de radio y televisiones, periódicos y mil órganos de agitación y propaganda laboran día y noche para tapar su mediocridad como gobernante y su maldad como político. Tanto poder de propaganda acumula este individuo que incluso muchos de los medios de comunicación, que predicen su batacazo, son incapaces de plantearse tres sencillas preguntas: ¿Por qué en las encuestas de estimación de voto baja tan poco quien nos está engañando desde que comenzó la crisis económica? ¿Por qué es tan lento el descenso de alguien que ha roto el consenso básico de la nación, a saber, la Constitución, con el Estatuto de Cataluña? ¿Por qué no se ha producido aún movimiento cívico contra alguien que ha puesto en cuestión las bases de convivencia nacional?

No seamos estúpidos con los cuentos de la lechera de los sondeos electorales. Los próximos seis meses son enteramente de Zapatero. Hará y dispondrá a su antojo. La oposición bastante hará con aguantar a rebufo. Zapatero no se juega nada. Son todo ganancias. La plebe lo seguirá aplaudiendo con fruición. Su base electoral sigue siendo inmensa. Un desatino.

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