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¿Hay salida? (XIII): Sagrado localismo

España es una nación cuya condición definitoria no puede quedar sometida al capricho de una confesión religiosa que lo mismo pone una vela a la unidad nacional que otra a la secesión legitimando ambas con una duplicidad moral pasmosa.

eck dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 23:38:

Beatriz, tengo una duda para ti, ¿Quién y con qué autoridad definió los libros de la Biblia? Es que tengo los hechos de Pablo, el Evangelio de Judas y otros y no sé sin son Palabra de Dios, la Biblia hace mutis (no da la lista infalible), y los que tenemos fueron elegidos por concilios africanos y aprobados por Gelasio Papa, claro que no son autoridad ya que la unica es la Biblia, pera ya he dicho, no da la lista. No vale eso de falible colección de textos infalibles, (lo q convirtió a Hahn y no sentimentalismos). Otra, los parlamentos y los reyes del norte de Europa si tienen potestad de hacer definiciones o por lo menos influir (Inglaterra, Dinamarca y Noruega), lo de administrador fue debido a que no haber ley sálica podía caer la jefatura en una mujer y en siglos tan machistas no era facil de tragar y menos cuando Roma no tenia esos problemas.

eck dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 23:24:

Esperanzas tenía q por fin entrara en harina d. Cesar sobre el problema, debilidad y falta de ganas de los liberales por dotar a las masas de un sentido nacional por sus luchas internas, bobeces, mezquindades y otros males (nota: no vale echar la culpa al carlismo, desde 1833 hasta 1931 gobernador ellos en exclusiva y a su antojo, que para desamortizaciones no hubo tantos cuidados), pero no, la culpa de los nacionalismos es de la Católica, q a este paso será la nueva Cruela de Vil (vestido de blanco el papa oh) por favor quitaros las mascaras y decid lo q realmente pensais: Roma es la ramera de Babilonia y representante del Anticristo como la definieron los padres de la reforma, pero como dijo Petronio a Nerón(ustinov, que gran artista) antes de suicidarse, os perdono vuestros plomazos, vuestras falsedades, vuentros egos, vuestros desprecios a Españas, pero lo que no perdono que pervirtais a las musas (en especial a Clio) de la historia con topicos.

Orinoco dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 22:18:

LuisFdo

Yo soy una de esas personas que tenía a D. César en un pedestal y está muy pero que muy decepcionada con él.

LuisMen dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 22:15:

"Mateo, 16. 13-19. Y luego, la Historia"

Y dale. ¿Pero qué diantres tiene que ver San Pedro con los señores que ocupan el Vaticano ahora, o hace diez siglos? De verdad que no lo entiendo. Jesucristo hizo profecías a muy largo plazo y jamás habló de una estirpe de papas herederos de Pedro. Menuda panda de impostores viviendo del cuento.

ANS dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 22:12:


El robo más grande de la historia
en la sanidad pública catalana.

http://www.cafeambllet.com/press/?p=17005

No se lo pierdan que es de escándalo.

Orinoco dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 21:05:

(y parte 5)

En oposición a este testimonio claro y unánime de la temprana Cristiandad, unos pocos historiadores Protestantes en tiempos recientes han tratado de descartar como legendaria la residencia y muerte de Pedro en Roma. Estos intentos han resultado un completo fracaso. Se aseveraba que la tradición respecto de la residencia de Pedro en Roma se inició primero en los círculos Ebionitas y formaba parte de la Leyenda de Simón el Mago, en la que Pablo es enfrentado por Pedro como un falso Apóstol debajo de Simón; al tiempo que esta pelea fuera transplantada a Roma, también surgió en fecha temprana la leyenda de la actividad de Pedro en esa capital (así en Baur, "Paulus", 2da ed., 245 sqq., seguida por Hase y especialmente Lipsius, "Die quellen der romischen Petrussage", Kiel, 1872). Pero esta hipótesis se ha visto fundamentalmente insostenible por el carácter íntegro y la importancia puramente local del Ebionitismo, siendo refutada directamente por los antedichos testimonios genuinos y enteramente independientes, que son de al menos una antigüedad similar. Más aún, ha sido enteramente abandonado por historiadores Protestantes serios (cf., e.g., los comentarios de Harnack en "Gesch. der altchristl. Literatur", II, i, 244, n. 2). Un más reciente intento de demostrar que San Pedro fue martirizado en Jerusalén fue realizado por Erbes (Zeitschr. fur Kirchengesch., 1901, pp. 1 sqq., 161 sqq.). Él apela a los apócrifos Hechos de San Pedro, en los que dos Romanos, Albino y Agripa, son mencionados como perseguidores de los Apóstoles. A éstos identifica como Albino, Procurador de Judea y sucesor de Festus, y a Agripa II, Príncipe de Galilea, de donde llega a la conclusión que Pedro fue condenado a muerte y sacrificado por el Procurador de Jerusalén. Lo insostenible de esta hipótesis se hace inmediatamente visible por el mero hecho que nuestro más antiguo testimonio definido sobre la muerte de Pedro en Roma antedata por mucho los Hechos apócrifos; además, nunca en toda la extensión de la antigua Cristiandad se ha sido designada otra ciudad fuera de Roma como el lugar del martirio de los Santos Pedro y Pablo.

Orinoco dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 21:02:

(parte 4)

•Cayo, el Romano que vivió en Roma en tiempos del Papa Ceferino (198-217), escribió en su "Diálogo con Proclus" (en Eusebio, "Hist. Eccl", II, xxviii) dirigido en contra de los Montanistas: "Pero yo puedo mostrar los trofeos de los Apóstoles. Si tienen a bien ir al Vaticano o al camino a Ostia, hallarán los trofeos de aquéllos que han fundado esta Iglesia". Por trofeos (tropaia) Eusebio entiende las tumbas de los Apóstoles, pero su óptica es confrontada por investigadores modernos que consideran que se refiere al lugar de la ejecución. Para nuestro propósito no es importante cuál opinión es correcta, pues el testimonio retiene su valor total en ambos casos. De cualquier modo, los lugares de ejecución y de entierro de ambos estaban próximos; San Pedro, que fue ejecutado en el Vaticano, recibió también allí su sepultura. Eusebio se refiere también a "la inscripción de los nombres de Pedro y Pablo, que han sido preservados hasta hoy allí en las sepulturas" (en Roma).


•Existía por ende en Roma un antiguo memorial epigráfico conmemorando la muerte de los Apóstoles. La lóbrega cita en el Fragmento Muratorio ("Lucas optime theofile conprindit quia sub praesentia eius singula gerebantur sicuti et semote passionem petri evidenter declarat", ed. Preuschen, Tubingen, 1910, p. 29) presupone también una definida tradición antigua con respecto a la muerte de Pedro en Roma.


•Los apócrifos Hechos de San Pedro y Hechos de los Santos Pedro y Pablo, pertenecen de manera similar a la serie de testimonios sobre la muerte de los dos Apóstoles en Roma.

Orinoco dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 21:01:

(Parte 3)

•Irineo de Lyon, un nativo del Asia Menor y discípulo de Policarpo de Esmirna (un discípulo de San Juan), pasó un tiempo considerable en Roma poco después de la mitad del Siglo II y luego siguió a Lyon, donde devino Obispo en el 177; describió a la Iglesia Romana como la más destacada y principal conservadora de la tradición Apostólica, como "la más grande y más antigua iglesia, conocida por todos, fundada y organizada en Roma por los dos más gloriosos Apóstoles, Pedro y Pablo" (Adv. haer., III, iii; cf. III, i). De este modo apela al hecho, conocido y reconocido universalmente, de la actividad Apostólica de Pedro y Pablo en Roma, para hallar en ello una prueba de la tradición en contra de los herejes.


•En sus "Hypotyposes" (Eusebio, "Hist. Eccl.", IV, xiv), Clemente de Alejandría, maestro en la escuela de catequesis de esa ciudad desde alrededor del año 190, afirma con la fuerza de la tradición de los presbíteros: "Después que Pedro hubo anunciado la Palabra de Dios en Roma y predicado el Evangelio en el espíritu de Dios, la multitud de los oyentes pidió a Marcos, que había acompañado extensamente a Pedro en todos su viajes, que escriba lo que los Apóstoles les habían predicado" (ver arriba).


•Como Irineo, Tertuliano apela en sus escritos contra los herejes a la prueba aportada por las labores Apostólicas de Pedro y Pablo en Roma acerca de la veracidad de la tradición eclesiástica. En "De Praescriptione", xxxv, dice: "Si están cerca de Italia, tienen a Roma, en donde la autoridad está siempre a mano. Qué afortunada es esta Iglesia para la cual los Apóstoles han volcado toda su enseñanza con su sangre, donde Pedro ha emulado la Pasión del Señor y donde Pablo ha sido coronado con la muerte de Juan" (el Bautista). En "Scorpiace", xv, él también habla de la crucifixión de Pedro. "El retoño de fe ensangrentado primero por Nerón en Roma. Allí Pedro fue ceñido por otro, dado que fue ligado a la cruz". Como una ilustración de la falta de importancia sobre qué agua se utiliza para administrar el bautismo, sostiene en su libro ("Sobre el Bautismo", cap. v) que no hay "ninguna diferencia entre aquélla con la que Juan bautizó en el Jordán y aquélla con la que Pedro bautizó en el Tiber"; y contra Marcion apela al testimonio de los Cristianos de Roma, "a quienes Pedro y Pablo han legado el Evangelio, sellado con su sangre" (Adv. Marc., IV, v).


Orinoco dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 21:00:

(Parte 2)

•Otro testimonio sobre el martirio de Pedro y Pablo es proporcionado por Clemente de Roma en su Epístola a los Corintios (escrita alrededor del A.D. 95-97), donde afirma (v): "Mediante el ardor y la astucia, los mayores y más rectos sustentos [de la Iglesia] han sufrido la persecución y han sido guerreados hasta la muerte. Coloquemos ante nuestra mirada a los buenos Apóstoles-San Pedro, quien a consecuencia de un injusto ardor sufrió, no uno o dos, sino numerosos agravios y, habiendo dado así testimonio (martyresas), ha ingresado al merecido lugar de gloria". Después menciona a Pablo y un número de elegidos, que estaban reunidos con los otros y sufrieron el martirio "entre nosotros" (en hemin, i.e., entre los Romanos, sentido que la expresión también tiene en el capítulo iv). Indudablemente habla, como lo prueba el párrafo completo, de la persecución Nerónica, refiriendo de esa manera el martirio de Pedro y Pablo a esa época.


•En su carta escrita a comienzos del siglo segundo (antes del 117), mientras era llevado a Roma para ser martirizado, el venerable Obispo Ignacio de Antioquía procura por todos los medios refrenar a los Cristianos Romanos de pugnar por lograr el perdón para él, señalando: "Ninguna cosa les mando, como Pedro y Pablo: ellos eran Apóstoles, mientras que yo soy sólo un cautivo" (Ad. Rom., iv). El significado de esta expresión debe ser, que los dos Apóstoles trabajaron personalmente en Roma, predicando allí el Evangelio con autoridad Apostólica.


•El Obispo Dionisio de Corinto en su carta a la Iglesia Romana en tiempos del Papa Sotero (165-74), dice: "Por lo tanto, usted mediante su urgente exhortación ha ligado muy estrechamente la siembra de Pedro y Pablo en Roma y en Corinto. Pues ambos plantaron la semilla del Evangelio también en Corinto y juntos nos instruyeron, tal como en forma similar enseñaron en el mismo lugar de Italia y sufrieron el martirio al mismo tiempo" (En Eusebio, "Hist. Eccl.", II, xxviii).


Orinoco dijo el día 16 de Abril de 2012 a las 20:58:

La residencia y la muerte de San Pedro en Roma son establecidas más allá de toda disputa como hechos históricos por una serie de claros testimonios, que se extienden desde el final del primer siglo hasta el final del segundo, proviniendo de varios países.

•Que el modo y, por ende, el lugar de su muerte hayan sido conocidos en círculos Cristianos muy extendidos hacia el final del siglo primero, resulta claro a partir de la observación introducida en el Evangelio de San Juan, respecto de la profecía de Cristo sobre que Pedro le estaba ligado a Él y sería conducido adonde no quisiera -- "Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios" (Juan, xxi, 18-19, ver arriba). Tal observación presupone el conocimiento de la muerte de Pedro por los lectores del Cuarto Evangelio.


•La Primera Epístola de San Pedro fue escrita casi indudablemente en Roma, dado que el saludo final reza: "Os saluda la (iglesia) que está en Babilonia, elegida como vosotros, así como mi hijo Marcos" (v, 13). Babilonia debe ser identificada aquí como la capital Romana, desde que no puede referirse a Babilonia sobre el Eufrates, que yacía en ruinas o a la Nueva Babilonia (Seleucia) sobre el Tigris, o a la Babilonia Egipcia cerca de Menfis, o a Jerusalén, debe referirse a Roma, la única ciudad que es llamada Babilonia en otra parte por la antigua literatura Cristiana (Apoc., xvii, 5; xviii, 10; "Oracula Sibyl.", V, versos 143 y 159, ed. Geffcken, Leipzig, 1902, 111).


•A partir del Obispo Papias de Hierápolis y de Clemente de Alejandría, ambos quienes apelan al testimonio de los antiguos presbíteros (i.e., los discípulos de los Apóstoles), conocemos que Marcos escribió su Evangelio en Roma a pedido de los Cristianos Romanos, que deseaban un memorial escrito de la doctrina predicada a ellos por San Pedro y sus discípulos (Eusebio, "Hist. Eccl.", II, xv; III, xi; VI, xiv); esto es confirmado por Irineo (Adv. haer., III, i). En conexión con esta información relativa al Evangelio de San Marcos, Eusebio, fiándose quizá de una fuente anterior, dice que Pedro en su Primera Epístola describió a Roma en forma figurada como a Babilonia.




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