El comité federal del PSOE, máximo órgano entre congresos, ratificó este pasado sábado las listas municipales y autonómicas, dando así el pistoletazo de salida de una cita electoral especialmente importante para mantener el poder territorial del que aún gozan los socialistas.
La intervención de Sánchez en esta reunión de alto nivel de su partido pasó de puntillas por los asuntos más escabrosos que acucian en estos momentos a los socialistas, como son el tráfico de influencias del caso ya conocido como el del Tito Beni o las devastadoras consecuencias de la ley sueltavioladores, con seguridad el mayor fiasco legislativo de las últimas décadas y un asunto que, sin duda, pesará como una losa en la inminente campaña electoral del 28-M.
Como era de esperar, la reunión de los mandatarios socialistas transcurrió sin problemas porque el PSOE hace ya mucho tiempo que unió su destino al de Sánchez, un aventurero de la política sin escrúpulos dispuesto a todo con tal de mantenerse en el poder. A esta placidez discursiva contribuyó, sin duda, la ausencia de algunos barones distinguidos por sus tímidas críticas al sanchismo como Javier Lambán, Ximo Puig o el castellano-manchego García-Page, ausentes los tres de este encuentro.
La intervención del líder de los socialistas canarios, la federación donde comenzó a hacer de las suyas el ya famoso Tito Berni, consistió esencialmente en felicitar a Sánchez por lo bien que ha gestionado un asunto que sigue avergonzando a todos los españoles, tanto por la gravedad de los hechos investigados como por la sordidez de los escenarios en los que se llevaban a cabo estos negocios irregulares. La ausencia de reproches a la dirección nacional y la falta de autocrítica en un asunto que forzosamente debía ser conocido en el PSOE canario da una medida del nivel de exigencia ética que presidió el último encuentro de los socialistas, que han decidido actual como si el escándalo mayúsculo desatado por las orgías de sus diputados en el Congreso fuera un asunto menor sin implicaciones políticas.
Tampoco hubo autocrítica respecto a la suelta de agresores sexuales propiciada por una ley de la que el Gobierno de Sánchez en pleno anduvo presumiendo durante meses, aunque después trataran de achacar los efectos nocivos de la norma al empecinamiento de una perfecta ignorante en materia jurídica como Irene Montero. De hecho, Sánchez sigue afirmando que su gestión ha hecho del feminismo el eje transversal de todas las medidas que ha impulsado en esta legislatura, una broma macabra y un insulto hacia las víctimas de los violadores y pederastas que han visto rebajadas sus penas gracias al Gobierno socialpodemita, el más dañino para las mujeres de toda nuestra historia democrática.
Sánchez ha impuesto a su partido la permanente huida hacia delante que lo ha caracterizado desde que se hizo con la secretaría general del PSOE, como lo confirman sobradamente las intervenciones de unos y otros en el comité federal de este pasado sábado. Pero la realidad es ajena a los deseos del sanchismo y también de sus palmeros, sobre todo de los que andan dedicados a fabricar unas encuestas palaciegas propias de quien ya ha perdido todo sentido del ridículo.