
Nunca hubo incendio en Guadalajara
Si los problemas no se mencionan, dejan de existir. Esta suerte de máxima orwelliana es la que parece haber aplicado José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha, en su discurso navideño. No sólo los once fallecidos por intentar sofocar las llamas no han sido suficientemente dignos de figurar en su declamación; ni siquiera el mayor incendio que se recuerda en la región desde hace muchos años han merecido mención alguna. Lo importante era Don Quijote.
Así pues, habrá que empezar a aprender las nuevas directrices del Partido. Nunca hubo ningún incendio en Guadalajara. De haberse producido, se sofocó rápidamente y sin demasiados daños medioambientales. De haber arrasado decenas de miles de hectáreas, al menos no hubo víctimas. Si las hubo, fue un desgraciado accidente. Esta es la realidad según Barreda.
Así pues, habrá que empezar a aprender las nuevas directrices del Partido. Nunca hubo ningún incendio en Guadalajara. De haberse producido, se sofocó rápidamente y sin demasiados daños medioambientales. De haber arrasado decenas de miles de hectáreas, al menos no hubo víctimas. Si las hubo, fue un desgraciado accidente. Esta es la realidad según Barreda.
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