Recapitulemos: el próximo Ministro de Defensa, José Bono, cruzará el Tajo acompañado de medio Gobierno de Castilla-La Mancha para situarlo en puestos claves de la Administración de la Defensa y la Inteligencia, para los que ninguno tiene experiencia o formación específica acreditada. La próxima Vicepresidenta rescata como jefe de Gabinete a un juez de Vigilancia Penitenciaria que, estando al cuidado de un preso peligroso, le concedió un permiso durante el cual raptó, violó y asesinó a una niña de nueve años. El nombre de la directora general de la Televisión Española del respeto, el diálogo y el pluralismo prometida por Zapatero se ha conocido antes en la Prensa que en las sedes de los distintos grupos parlamentarios. La composición del próximo Gobierno empezó a pregonarse al día siguiente de las Elecciones, y ha sido cantada con el sentido del espectáculo de un equipo de la NBA entrando en la cancha. Después del All-Stars, han llegado los utilleros, esparrings, entrenadores y recogepelotas a repartirse el botín de los altos cargos de la Administración, sin que, al día, de hoy, antes siquiera de que Zapatero proponga al Rey los nombres de su Gabinete, quede otra cosa que la calderilla. El próximo presidente bajará a la bodeguilla para descorchar un gran reserva: el que fuera director del Gabinete de Felipe González, implicado en los más negros episodios del tenebroso felipismo. El "talante" ha sido invocado por Zapatero hasta desgastar la palabra. Nunca significó gran cosa, pero, a la luz de sus primeras decisiones y de su falta de respeto a las formas –otra de sus palabras mágicas–, se ha convertido en un concepto tan vacío como el primer discurso del presidente.