Aunque en principio la pregunta pueda parecer estúpida no lo es tanto cuando se toma en consideración todo lo que rodea en estas semanas previas al referéndum sobre la Constitución Europea. Si realmente fuese un referéndum el Gobierno debería mantenerse al margen, de manera exquisita y sin hacer ni una sola valoración política acerca del sentido del voto.

Puede que el PSOE esté a favor del Tratado Constitucional, está en su derecho, pero el presidente del Gobierno tiene que ejercer de tal y no mostrarse tan descaradamente partidario del sí y, mucho menos, sufragar con el dinero de todos -de los que votarán sí y de los que votarán no- una campaña destinada presuntamente a informar pero que de lo único que informa es que la única postura posible es una, la que defiende el Partido Socialista. Visto de esta manera sólo cabe pensar que lo que votaremos el próximo 20 febrero no será un pesadísimo documento que no se ha leído nadie, nada de eso, al igual que hace 19 años con motivo del referéndum de la OTAN, el mes que viene se votará la supervivencia política de José Luis Rodríguez Zapatero. Es para pensárselo.