Si está usted de buen ánimo, haga el favor de no leer WonkaPistas, que nos desmenuza un estudio del CIS en el que los españoles claman porque Papá Estado se haga cargo de todo:

Las mayorías a favor de la intervención estatal son abrumadoras, como era de esperar, pero me llama especialmente la atención la primera, con un 42% que cree, sin ninguna duda (¿ninguna?), que el gobierno debería crear (¿ex nihilo?) un puesto de trabajo para todo aquél que lo demanda; a lo que hay que añadir el 38% que cree que el gobierno probablemente debería hacerlo.

Se está montando una curiosa discusión entre Batiburrillo (en contra) y El Príncipe (a favor) a cuenta del nombre del aeropuerto Madrid-Sur Ciudad Real. Un poco absurdo: digo yo que los que se han dejado la pasta construyéndolo podrán ponerle el nombre que les plazca. Por mi parte, esta polémica tiene como principal virtud haber sacado de su retiro al otrora incombustible FP. Esperemos que no se limite a un aeropuerto.

Como todos sabemos, para ser de izquierdas de verdad, de los buenos, hay que seguir una serie de consignas prefabricadas. Así, en una manifestación en contra de la ampliación de Heathrow por aquello del cambio climático, se dedicaron a atacar un almacén israelí del que arriaron su bandera e izaron la palestina. Gateway Pundit lo cuenta en detalle, con todas sus fotos. Tiger Hawk lo comenta:

Los izquierdistas harían muchos más progresos con la burguesía si promovieran sólo una revolución por cada manifestación. Preferimos seleccionar y escoger nuestras causas, en lugar de tenerlas todas empaquetadas juntas como si fueran aplicaciones pre-cargadas que no queremos.

Es decir, como dice Glenn Reynolds, la izquierda es como Windows Vista.
Antonio Jaumandreu se toma a cachondeo el clásico victimismo con el que el nacionalismo catalán procura, entre otras cosas, ocultar su incompetencia:

Confirmado: los análisis realizados al escualo que durante los últimos días ha recorrido las playas próximas a Tarragona demuestran que se trata de un animal criado en cautividad en el zoológico de Madrit, y enviado con nocturnidad y alevosía por las administraciones autonómica y municipal madrileñas (que como todo el mundo sabe son del PP) a las costas catalanas con el objetivo de arruinar la temporada de baños estival.

Pero no son sólo tiburones lo que asola Cataluña. También productos cuyo único mérito comercial es ser de la raza. Bye, Bye, Spain lo cuenta en detalle.

Johan Norberg se hace ese tipo de preguntas que todos sabemos cómo va a responder:

No importa el tipo de sistema ni la época en la que vivamos: se cometen errores y la gente hace cosas estúpidas. La pregunta importante es cómo reaccionamos a esos errores. ¿Debe la gente cargar con su responsabilidad o debemos animarlos quitándosela de encima?

El caso es que no la responde, sino que deja que sendos artículos del Financial Times y The Economista lo hagan por él. Otra cosa es que les hagan caso los bancos centrales. Según El Blog Salmón, puede que al final los bancos centrales se dejen de salvamentos y suban los tipos.

Tim Blair pone su punto de mira en Michel Moore y su Sicko con uno de tantos contraejemplos a las anécdotas con las que Moore construye su documental:

Una mujer canadiense dio a luz a cuadrillizos idénticos, algo muy inusual. Las cuatro niñas nacieron en un hospital estadounidense porque no había espacio disponible en las incubadoras canadienses.

Marginal Revolution muestra uno de los más asombrosos resúmenes de un estudio que he leído hasta ahora:

Exploramos los efectos de escuchar música de AC/DC en un entorno de negociación simple.

Y para terminar con una sonrisa, nada mejor que ver la obra de Julian Beever, del que saca una muestra fotográfica Optical Illusions. Y para muestra, un botón:

DRH