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EDITORIAL

Qué diría Gregorio Ordóñez

"Si Gregorio viviera hoy", ha dicho María San Gil, "estaría tan apesadumbrado y apenado como lo estamos la mayoría de los españoles".

Algunos -pocos- medios de comunicación independientes hemos señalado lo mucho que los dos grandes partidos nacionales deberían reflexionar ante el hecho de que un símbolo de la resistencia civil ante la barbarie etarra como Ortega Lara no se vea representado por ellos y haya decidido impulsar la creación de una nueva formación. La necesidad de esta reflexión, que debería haberse impuesto desde el momento mismo en que el ex funcionario de prisiones o la ejemplar María San Gil decidieron abandonar el PP, vuelve a manifestarse con fuerza ante las declaraciones que ha hecho este miércoles Ana Iríbar, viuda de Gregorio Ordóñez: "Me sorprende tanto la política de Rajoy que no pienso votarle más".

Precisamente este jueves se cumplen 19 años del asesinato de Gregorio Ordóñez. Reacio a las medias tintas y amigo de llamar a las cosas por su nombre, ningún dirigente político ha sido más valiente y firme opositor a cualquier clase de cesión política o penitenciaria ante la banda o ante cualquiera de sus brazos políticos.

Su recuerdo, sin embargo, lejos de suscitarles reflexión alguna, ha llevado a los actuales dirigentes del PP vasco a contraprogramar el tradicional homenaje a Gregorio Ordoñez con un acto genérico en recuerdo de todas las víctimas del terrorismo. No es de extrañar, habida cuenta de que se mueven al dictado de la acomodaticia inercia de Rajoy respecto de la política de cesión y envilecido apaciguamiento de Zapatero.

¿Constituye esa envilecida paz y esta falsa derrota de ETA un triunfo para la memoria, la dignidad y la justicia de las víctimas del terrorismo? ¿Qué opinaría Ordóñez? ¿Qué diría al ver al presidente de su partido negar las concesiones políticas que precedieron al comunicado de ETA, en el que los terroristas, sin dejar de jactarse de su historial criminal y manteniéndose fieles a sus secesionistas y totalitarios objetivos, anunciaron el cese supuestamente "definitivo" de su actividad armada?

¿Qué diría Ordóñez al ver, poco después, a un ministro del Interior de su partido calificar de "ejemplar" la política antiterrorista de sus antecesores socialistas? ¿Qué diría Ordóñez de un Gobierno del PP que decide excarcelar a un terrorista como Bolinaga amparándose en la mentira de que si no lo hiciese incurriría en prevaricación?

¿Qué diría Ordóñez de un Gobierno como éste del PP que no ha movido un dedo para recusar como magistrado a quien fue enviado al Tribunal de Estrasburgo precisamente para hacer realidad el compromiso adquirido ante ETA de derogar la Doctrina Parot? ¿Qué diría Ordóñez de un Gobierno que utiliza una sentencia como la de Estrasburgo, injusta pero limitada a la etarra Inés del Rio, para dar rienda suelta a la excarcelación de otros sesenta sanguinarios etarras? ¿Qué diría Ordóñez al ver su querida San Sebastián, ciudad en la que su PP fue el partido más votado, siendo gobernada por el brazo político de ETA?

Suponemos que Ordóñez diría lo mismo que su viuda, o que su hermana Consuelo. "Si Gregorio viviera hoy", ha dicho María San Gil, "estaría tan apesadumbrado y apenado como lo estamos la mayoría de los españoles".

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