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Las bodas de cristal

No me he vuelto loca y estoy haciendo un juego de palabras con la Bola de Cristal. Nada de eso. Es que ese es el nombre que recibe la celebración de los quince años de un matrimonio. Así que ya te imaginarás que me voy a dedicar a recordar nuestro reciente aniversario.

Esta vez te tocaba organizarlo a ti y me asombraste con una escapada a uno de mis hoteles preferidos en mi ciudad favorita. Así que la primera sorpresa fue coger un avión destino Londres y su Hotel Ritz. Después llegó el detalle de encontrarme una tarta personalizada esperando en la habitación. Ya te dije que acepto el reto de otros 15, por lo menos.

Nuestra vida en Londres es muy "día de la marmota", ya sabes que tengo inercia por volver siempre a los mismos lugares. Así que te arrastré al circuito habitual de grandes almacenes de lujo, mercadillos, museos, librerías y pubs. Dos de esos templos estaban cerrados : La librería Foyles, cuyo local ha sido ocupado por el "todo a 100" más cutre de la historia y el pub The Intrepid Fox, templo heavymetalero. Nuestro mundo en desaparición. La librería ha abierto cerca, en un espacio mucho más pequeño y el pub no se sabía si estaba en remodelación o definitivamente cerrado. Habrá que esperar a nuestra próxima visita para comprobarlo.

El Ritz estaba precioso con la decoración navideña, especialmente con el árbol gigante del hall. Intenté retratarte junto a él desde el primer piso, pero no conseguí sacarlo entero. Tampoco tenemos mucha suerte con nuestras fotos juntos. Odiamos los selfies, pero es que si no tiramos de brazo estirado nunca tenemos ninguna foto juntos. Salimos siempre fatal, da igual que sea en el salón de té del Ritz o en uno de nuestros pubs favoritos.

Disfrutamos de estupendas exposiciones, tú más en la de Allen Jones (¿quizá porque es uno de los artistas favoritos de Fabio?) y yo derretida con la obra de Yositomo Nara. Me acompañaste al Museo Británico a comprar libros para la asignatura que tengo que estudiar este año y tuve que hacer un gran ejercicio de contención para no decirte que en realidad me hubiera pasado el día entero allí metida, revisando las vitrinas una a una. Ni siquiera te pedí que pasáramos a visitar a la leona herida de los relieves asirios, ritual que intento mantener en cada visita a la ciudad.

Y es que la convivencia es eso, ceder unas veces, pedir que cedan otras, saber cuando puedes apretar un poco y cuando no viene a cuento. Y desde luego hacer que tu pareja se pase un día entero en un museo no es forma de celebrar un aniversario de amor. Quince años después te digo que no cambio ni un segundo, que me alegro de los esfuerzos que hago cada día y te doy las gracias por los que tú haces. Claro que esos esfuerzos tampoco son titánicos, salen de forma natural. Por eso nos va bien. Y a la eterna pregunta de las entrevistas de "¿Y cómo hacéis para que la pareja funcione?", nunca sabemos qué contestar, porque no hay nada que contestar…

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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