
Cícero es la nueva apertura gastronómica en el barrio de Salamanca que promete una experiencia poco común en la capital con su 'Mesa Cícero' como protagonista. Este restaurante, que no es un mexicano, es el sueño hecho realidad de cuatro amigos mexicanos, profesionales de la restauración y que han creado un concepto basado en las brasas y el fuego con una cocina internacional. "Amamos la gastronomía y nos dedicamos a ella. Y estar en Madrid, para nosotros, era saber que veníamos a competir con los mejores del mundo; triunfar aquí es saber que puedes hacerlo en cualquier parte, porque la capital de la cocina, ahora mismo, es la capital de España", nos explica Pancho Cheschistz, uno de los socios.
Priorizando el producto de alta calidad con pescados de lonja, verduras de temporada y carnes de Discarlux, de las que ya hemos hablado en Libertad Digital, se centran en el recetario francés pero con guiños a México.
La 'Mesa Cícero', que disfrutamos en este estreno, consiste en una mesa comunal para hasta 18 comensales en la que el cocinero sale de los fogones para que sea tu chef privado que cocina para ti y dialoga contigo. Tiene un turno de mañana a las 14h y dos por la noche a las 20:15h y 22h con tres tipos de menú degustación: el Menú Rib-eye por 45€, el Menú Camarón por 60€ y el Menú Cícero por 75€. Además de contar con la posibilidad de un maridaje con cuatro copas de vino por 25, 45 y 60€ más en función de la exclusividad de las etiquetas seleccionadas.

La mesa "se puede reservar completa, pero la idea es que sea una especie de omakase a nuestro estilo, un lugar donde puedes disfrutar de la comida con tu acompañante o abrirte al resto de comensales. No hay una mesa así en ningún comedor burgués de la capital", nos señala Pancho. Además, en esta mesa está previsto que, periódicamente, sean invitados chefs en sesiones de invitados, así como bodegueros o productores afines al alma gourmet de este local.
Menú degustación

El menú con el que nos deleitan los dos chefs que nos cocinan comienza con un aperitivo de una exquisita croqueta de pollo guisado en hierbabuena que viene desde la cocina y que tiene un sabor y una cremosidad perfecta. Continuamos con un dátil relleno de sobrasada albardada con panceta (15€ / 4 unidades) que se prepara en la plancha de la mesa comunal y se flambea con tequila ante la mirada de sorpresa de los comensales. Buen bocado y combinación de sabores en el que el dulce del dátil contrarresta el fuerte sabor de la sobrasada para que quede un buen conjunto. Sin embargo, el tartar de remolacha cocida y a la parrilla (15€) se queda en un escenario completamente plano, le falta algo que le dé sabor o algún tipo de gracia al plato.
Hay que destacar que, a pesar de estar en contacto constante con el fuego, no sale de la parrilla ningún olor, así que no llegas a casa oliendo como en una barbacoa de amigos.
Cícero, además de la mesa comunal que te encuentras nada más subir las escaleras del local ubicado en el número 48 de la calle de Lagasca y que fue la sede del primer Burger King en Madrid, cuenta con un comedor que da a un patio interior que le aporta gran luminosidad y la cocina y parrilla vista. Además, están ultimando el club bar por el que se accederá desde el número 46 y que estará abierto desde las 11 de la mañana para servir desayunos hasta las 2 de la mañana para los que quieran tomarse una copa después de cenar, aunque también se podrá picar algo.

Uno de los socios, Luis Felipe Castro, ha sido el responsable del interiorismo de Cícero. Como decíamos, hay tres espacios operativos: el comedor, con vistas a un alegre jardín urbano; la entrada, en la que se encuentra la Mesa Cícero, y la propia cocina. Para configurar estos dos últimos, Castro y su equipo han echado mano de materiales que evocasen ese ambiente de cocina, como azulejos, madera y acero inoxidable, pero buscando siempre un entorno cálido y muy acogedor. El comedor y las mesas de la entrada nos trasladan, como explica el propio De Castro "a una casa, hemos querido huir de las tendencias actuales para configurar un espacio atemporal, propio de un hogar, con tonos crema y beige, ladrillo visto y hemos intentado conservar algunos elementos originales del local como los marcos de las ventanas. La iluminación cambia mucho del día a la noche; por la mañana, la luz de los ventanales del jardín ilumina el comedor; al caer el sol buscamos algo más teatral e íntimo".
Homenaje a Cícero Centenario
Y como algún toque mexicano tenía que tener un restaurante gestionado por cuatro compatriotas, llega un buen taco de rib eye corte fino de Discarlux y flambeado también ante tus ojos con tequila. Eso sí, si le añades unas gotas de lima el taco adquiere otra dimensión. Otro buen plato es el lingote crujiente de cochinillo con patatas rostizadas (35€), que empiezan a sellarlo en la plancha y se lo llevan a terminar en la cocina. Para acabar, una contundente tatín de manzana con helado de canela (7€).

Y si te preguntas de dónde viene el nombre que han dado al restaurante, nos cuenta Pancho que "es un homenaje a Cícero Centenario, un famoso local de la capital mexicana", pero también tiene relación con el servicio. "Uno de los rasgos diferenciales de este restaurante es que ofrece un servicio de sala mexicano, que es más cálido que el que habitualmente se ofrece en los restaurantes de nivel de España. La idea es que los camareros sean cicerones de la experiencia que se ofrece", apunta.
La carta de vinos ha sido confeccionada por Miguel Ángel Cooley, socio y presidente de la Asociación de Sommeliers Mexicanos. De momento es corta pero prometen ir ampliándola poco a poco. Salvo los champanes y un blanco de Renania, los tintos, blancos y espumosos son españoles, de las D.O. más conocidas.

Sobresale, eso sí, la amplitud de su carta de destilados mexicanos. En el capítulo de tequilas, aparecen las principales ramas de las grandes casas mexicanas, como José Cuervo —imperdible su tequila reserva de la familia— y el 1800 Cristalino: los tragos de tequila oscilan entre los 12 y los 30 €; los mezcales están representados por las etiquetas más emblemáticas, como 7 Misterios, 400 Conejos, Alipus y Montelobos de 12 a 17 € el trago. También hay una buena selección de cócteles clásicos. Y el afán de que Cícero sea un lugar de magníficos anfitriones se ve en los pequeños detalles. Al final de cada comida se ofrece un carajillo mexicano, mezcla de café, licor 43, chocolate y mazapán. Aunque la cocina sí cierra, el local permanece abierto por las tardes, por lo que es el lugar ideal para el afterwork —tiene también una generosa oferta de destilados— y hay disponibles algunos platos.
En definitiva, Cícero abre con una nueva propuesta en la que destaca su mesa comunal pero en la que también podrás disfrutar de la carta junto a familia, amigos o esas comidas de trabajo que requieren de un espacio tranquilo y acogedor con un ticket medio de 60€, al margen de los menús degustación de los que os hablé antes.
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