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Bao Li, el nuevo templo de la alta cocina cantonesa

Bao Li es el nuevo restaurante de los hermanos María Li Bao y Felipe Bao en el que trasladan la cocina tradicional cantonesa a la cultura occidental.

Bao Li es el nuevo restaurante de los hermanos María Li Bao y Felipe Bao en el que trasladan la cocina tradicional cantonesa a la cultura occidental.
Bao Li, un templo de la alta cocina cantonesa

Bao Li es el quinto proyecto de los hermanos María Li Bao y Felipe Bao con el que quieren rendir homenaje a la cocina tradicional japonesa pero con su propia interpretación dando un toque de modernidad a las recetas provistas de un producto de primera calidad como ya pudimos comprobar y os conté en el restaurante China Crown, con el que ya han conseguido la recomendación de la Guía Michelin. Y que se suma a la oferta del grupo que también lo componen Shanghai Mama o Sushi bar Tottori, entre otros a los que me referiré más adelante.

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Felipe y María Li Bao, en la puerta de Bao Li

Ubicado en el número 5 de la céntrica calle de Jovellanos, frente al Teatro de la Zarzuela, los dos hermanos cuentan su historia a través de una carta inspirada de la región de Cantón, ciudad portuaria situada en el noroeste de Hong Kong que destaca por su variedad de montes y la riqueza de sus aguas que dan como resultado una cultura gastronómica abundante y diversa.

El restaurante Bao Li es el más especial para los dos hermanos y con el que María se siente más identificada ya que ha tenido una implicación constante en el diseño de su carta que Felipe plasma a la perfección desde la cocina donde desarrolla una gran técnica y en la que aporta una visión familiar a las recetas tradicionales cantonesas.

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Crujiente de bogavante, mango, maracuyá y caviar.

El menú degustación Bao Li –100€ por persona– comienza con una espectacular versión del solomillo Wellington con un rollito wellington char-siu ibérico. De esa técnica elaborada y de esa pasión por el buen producto que sale del mar probamos un muy buen crujiente de bogavante, mango, maracuyá y caviar y una rica ostra Gillardeau tempurizada, aunque el rebozado camufla el sabor y la textura del marisco. El crujiente está elaborado con tal minuciosidad que cada hilo tempurizado se incorpora uno a uno para darle ese toque 'crunchy'.

Una interpretación de la cultura china

Desde que te asomas a la puerta del restaurante te trasladas a la China imperial, una magia que es obra del arquitecto Jean Porsche, quien ha creado una mezcla única con una combinación de colores, motivos y materiales que recuerdan al lujo de la China afrancesada. Se han incorporado papeles en hoja de oro, maderas en techos y suelos, textiles con motivos orientales y occidentales, piezas con historia traídas de Paría, Bélgica o Inglaterra, que crean diferentes ambientes dentro de un mismo local.

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Uno de los salones de Bao Li.

El ambiente del restaurante es la interpretación en occidente de la cultura china, como se hizo en los palacios de los nobles de finales del XIX y principios del XX con sus salones chinos, llenos de patrones en cerámicas y porcelanas y combinaciones de rojos y azules. Mientras Felipe y María Bao preparaban la actual carta de Bao Li, se buscaron muebles art déco, jarrones chinos, lámparas con historia y detalle, se fabricaron piezas en escayola para la barra o la zona de chimenea con motivos muy arraigados en la cultura china como son el caballo o los peces y se compraron elementos decorativos en subastas suecas, alemanas y francesas.

La maestría del dim sum

Y la sofisticación en su decoración también se ve reflejada en la elaboración de los platos como el hilo de seda black de Wagyu. Tiene ese nombre por la mezcla de harina de trigo, arroz y tapioca que le da esa textura.

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Hilo de seda black de Wagyu

La maestría en el arte del dim sum que pudimos comprobar en su restaurante Le Petit Dim Sum ,del que os he hablado en otra ocasión, disfrutamos con un exquisito xiao long bao con foie y trufa negra, que te lo metes entero en la boca –si te cabe– y dejas que el caldo del interior y su relleno la inunda con su inigualable sabor.

Tras estos exquisitos bocados de inicio llegan los platos principales. Un tofu relleno de ibérico con salsa de abalón, también conocidos como orejas de mar o caracoles marinos, y pak choi. Un plato que en comparación con el resto se queda algo soso, aunque al tofu lo salva el relleno de carne de cerdo. La corvina salvaje estilo Hunan –provincia montañosa del sur de China– ligeramente picante. Este plato mejora el anterior y el toque picante le da un punto extra.

Y el plato fuerte llega con el arroz "golden lotus" envuelto en hoja de loto con marisco que sirve de acompañamiento al maravilloso pato asado estilo cantonés. Para terminar una espectacular tarta milhojas de jengibre con merengue y frutos del bosque que recuerda a la tarta árabe pero superándola.

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Arroz "golden lotus" y pato asado estilo cantonés.

El menú termina con un café o té con una presentación en la que te muestran cinco variedades distintas: té jazmín, té blanco –sin teína–, té verde clásico, té similar a la manzanilla pero con más aroma y el té pu-erh, con doble fermentación de hace 20 años.

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La espectacular decoración de Bao Li

Déjate embaucar por Bao Li, un templo de la gastronomía cantonesa en el que disfrutarás de un ambiente único, con una espectacular decoración y un atento servicio en sala. Es el restaurante perfecto para disfrutar de esta cocina milenaria con familia, amigos o para una cena especial con tu pareja o para esa primera cita. Cuenta con cuatro tipos de menús. El menú degustación Bao Li (100€ por persona), el menú degustación Spring (80€ por persona), el menú degustación Fortuna (168€ por persona) y el menú degustación Imperial (228€ por persona). Si decides pedir a la carta, el ticket medio es de 60€.

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