
De Sarria a Santiago hay 112 kilómetros
Y esa es la distancia que, acompañado de un par de buenos amigos, recorrí caminando entre sábado y el miércoles pasados, siguiendo eso que se ha dado en llamar Camino de Santiago. Una buena paliza, al menos para un ente sedentario como el que suscribe, que tiende por naturaleza a ir en moto hasta el cuarto de baño.

Sin embargo, y a pesar de los dolores y de las agujetas que todavía me duran, tres días después de haber terminado, ha sido una experiencia gratificante, y llegar a Santiago después de haber completado el Camino (aún en su versión más corta como era el caso) es un momento que estoy seguro que recordaré por mucho tiempo.
Dicen además que es uno de los tramos más hermosos del Camino, obviamente no lo sé, es más, es probable que nunca recorra lo suficientemente como para tener formada una opinión al respecto, pero sí puedo decirles que me ha parecido muy bello, con prados, paisajes, bosques… y, por supuesto, la joya final que es Santiago.
Además, y como ya comenté un poco en la informal conexión radiofónica con Viajes en sillón (a partir del minuto 20, aproximadamente) que hicimos el pasado domingo, andar da una perspectiva completamente distinta del paisaje, que se disfruta de otra forma, desde luego más intensa, pero también con más atención al detalle, más delicada, por así decirlo.

Por último, tengo que decir que nos ha llovido, nos ha hecho sol, nos ha rodeado la niebla, hemos pasado calor, algo de frío (poco, la verdad) y hemos comido y dormido de muy bien a bastante regular, pero todo eso se lo contaré de forma más detallada en algunos artículos que iré escribiendo más adelante, les prometo que tan pronto como pueda.

Sin embargo, y a pesar de los dolores y de las agujetas que todavía me duran, tres días después de haber terminado, ha sido una experiencia gratificante, y llegar a Santiago después de haber completado el Camino (aún en su versión más corta como era el caso) es un momento que estoy seguro que recordaré por mucho tiempo.
Dicen además que es uno de los tramos más hermosos del Camino, obviamente no lo sé, es más, es probable que nunca recorra lo suficientemente como para tener formada una opinión al respecto, pero sí puedo decirles que me ha parecido muy bello, con prados, paisajes, bosques… y, por supuesto, la joya final que es Santiago.
Además, y como ya comenté un poco en la informal conexión radiofónica con Viajes en sillón (a partir del minuto 20, aproximadamente) que hicimos el pasado domingo, andar da una perspectiva completamente distinta del paisaje, que se disfruta de otra forma, desde luego más intensa, pero también con más atención al detalle, más delicada, por así decirlo.

Por último, tengo que decir que nos ha llovido, nos ha hecho sol, nos ha rodeado la niebla, hemos pasado calor, algo de frío (poco, la verdad) y hemos comido y dormido de muy bien a bastante regular, pero todo eso se lo contaré de forma más detallada en algunos artículos que iré escribiendo más adelante, les prometo que tan pronto como pueda.
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