Steven Soderbergh, creador del cine independiente norteamericano con Sexo, mentiras y cintas de vídeo 1989, es un realizador particular. A lo largo de su carrera ha mezclado cintas de estudio galardonadas con multitud de premios (Erin Brockovich) con otras simplemente exitosas (la trilogía Oceans Eleven), y experimentos underground de estreno menos que minoritario. Todas las estrellas de Hollywood están a sus pies. Pero después de su aburrido y manipulador díptico sobre el Che, el director amenazó con retirarse debido a la frustración que le producía el sistema hollywoodiense y diversos proyectos que finalmente no se llevaron a cabo.
Pues bien: ahora está a punto de estrenar no una, sino dos películas de género, aunque con su particular estilo visual. La primera es Contagion, sobre la extensión de un peligroso virus que acaba con sus víctimas de forma imparable, y que protagonizan Matt Damon, Gwyneth Paltrow, Kate Winslet, Lawrence Fishburne, Jude Law, Marion Cotillard... este es su tráiler.
Y la segunda es Haywire, un thriller de acción a lo Bourne –léase con un asesino del gobierno traicionado por sus superiores- protagonizado por la luchadora y actriz Gina Carano, y de nuevo agárrense, Michael Douglas, Antonio Banderas, Ewan McGregor, Michael Fassbender, Channing Tatum... Recordemos otro intento de abordar el género desde una perspectiva más turbadora como fue la reciente Hanna.
Lo dicho, Steven Soderbergh descoloca.