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'Caza a la espía': la espía que hizo la puñeta a Bush

Caza a la espía recrea el escándalo que costó el cargo a Karl Rove en una crítica abierta a la administración Bush en los tiempos más feroces de la contienda iraquí. Valerie Plame, una espía de la CIA, fue dejada al descubierto por sus propios superiores sólo para desacreditar a su marido, Joseph Wilson, un diplomático responsable de un artículo que cuestionaba la presencia de armas de destrucción masiva en Irak.

Caza a la espía se sostiene fundamentalmente gracias a la fenomenal puesta en escena de su director Doug Liman, único puntal de un relato gris que acusa demasiado su naturaleza de crónica un tanto parcial de un escándalo incuestionable, pero que nunca llega a interesarnos como debería. La cámara de Liman, siempre dinámica e inquieta, se introduce nerviosa en los despachos de la CIA y la Casa Blanca en una visión del espionaje totalmente alejada de los parámetros otros thrillers coetáneos. La heroína de Caza a la espía desempeña su labor entre papeles y desde la mesa de un despacho casi tanto tiempo como en el campo de batalla, excusa que sirve al director de El caso Bourne para sustituir la arrebatadora acción del título protagonizado por Matt Damon por una mirada a la trastienda del portentoso trabajo de inteligencia del Bureau

Esto es, sin duda, lo mejor y más novedoso e una película que carece de verdadero corazón, que se apuesta su vida en la denuncia de la corrupción política y la tesis antibelicista de una administración engordada, pero que por el camino pierde la medida de los personajes, nuestro verdadero nexo con lo que ocurre en pantalla. La labor de Liman parece, quizá, demasiado sometida a los dictados de la fuente literaria del relato, sendos libros escritos por el matrimonio formado por Valerie Plame y Joseph Wilson, que le atan y limitan a una versión de los hechos que deriva en un tono demasiado frío y un esqueleto dramático un tanto raquítico en lo relativo a la vertiente familiar del relato.

Caza a la espía no es un mal filme, pero se queda a cierta distancia tanto de intensos thrillers de denuncia política como Todos los hombres del presidente como de otros de espionaje y acción tan efectivos como Spy Game, por citar un ejemplo.

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comentarios
1 gnu, día

Caza a la espía es otra película más del Hollywood marxista contra los republicanos. Interesante que desde el martes la inmensa mayoría de los americanos están en contra del Hollywood marxista. Por cierto, comparar Caza al espía con Todos los hombres del presidente es como comparar Blade Runner con Resident Evil.

2 Erbilyos, día

Todavía no he visto una película de Hollywood, o al menos no la recuerdo, que narre de manera explícita alguna historia gravemente comprometedora para un gobierno o presidente demócrata. ¿Será que son gente honrada? En lo que respecta a esta historia, no es otra cosa que una muestra de las turbias luchas políticas de Washington, a las que no son ajenas ni los diplomáticos (Joseph Wilson era un diplomático cercano al partido demócrata) ni la propia CIA, ni el Pentágono. Estas historias son muy complejas y nunca se llega a saber toda la verdad sobre ellas. Su plasmación cinematográfica no deja de ser una visión interesada y manipulada para consumo de los universitarios lectores de Chomsky. El hecho de que Sean Penn sea coprotagonista ya es un indicio lo bastante claro. Para saber más sobre el caso Plame, recomiendo una visita al blog de J. M. Guardia, que ha dedicado muchas entradas al tema.

3 jorari71, día

La verdad, empezando por la temática de la película y acabando por Penn (actor que interpreta de forma genial a los subnormales y a los drogatas)creo que es una de esas que JAMÁS iría a ver. Es casi lo mismo que pedire ver un bodrio de Michael Moore u Oliver Stone...Como dijo Felipe González:"total, son la misma mie***".

4 lentulo, día

a mi me ocurre lo mismo. si está sean penn, está vista sin ir.