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Especial completo de Libertad Digital, cinco reportajes y una tertulia, con motivo del 85 aniversario de los fusilamientos masivos en Paracuellos del Jarama.

Especial de Libertad Digital: Paracuellos, 1936

Especial completo de Libertad Digital, cinco reportajes y una tertulia, con motivo del 85 aniversario de los fusilamientos masivos en Paracuellos del Jarama.

Libertad Digital ha visitado el Cementerio de Los Mártires de Paracuellos (que gestiona la Hermandad de Ntra. Señora de los Mártires y Caídos en Paracuellos del Jarama) para recordar aquellas noches de noviembre y diciembre de 1936 en las que miles de españoles fueron fusilados en un descampado por ser "desafectos" al régimen ideológico del Frente Popular.

Al comienzo de la guerra civil, las cárceles de Madrid y las llamadas checas, centros de detención y tortura ilegales, estaban saturadas de personas que habían sido prendidas en sus propios domicilios por su supuesta vinculación con la derecha política o por ir a misa. Entre ellos también cientos de militares retirados por la Reforma de Manuel Azaña y de religiosos, objetivo de las izquierdas desde el comienzo de la Segunda República. Miles de varones, algunos de 16 años, fueron ajusticiados de forma extrajudicial en la retaguardia.

Las extracciones de presos se hicieron de forma calculada y con la excusa de que iban a ser trasladados a cárceles de las afueras de la capital. Los milicianos comunistas, socialistas, sindicalistas o anarquistas llegaban con listados y tras cantar los nombres y apellidos los subían a autobuses de dos plantas de la Empresa Municipal de Transportes, las famosas sacas o convoyes de la muerte. Los ataban de dos en dos con un alambre a la altura del codo.

Se calcula que en el campo santo de Paracuellos puede haber hasta 8000 cadáveres. Familias enteras, padres e hijos que compartieron celda o checa durante semanas y que juntos recibieron el disparo, no siempre letal. Muchos murieron asfixiados en la propia fosa por el peso de los cadáveres que les caían encima. Por cierto, los milicianos obligaron, a punta de pistola, a los vecinos de los pueblos cercanos a cavar las fosas, trasladar los cuerpos y echar algo de tierra por encima. Un trauma que también se recuerda.

Contar la historia de estas siete fosas comunes sería más sencillo si las víctimas lo fueran de Franco y no del Gobierno del Frente Popular de Largo Caballero y de Santiago Carrillo (consejero de Orden Público de la Junta de Defensa en Madrid), y obra de milicianos sindicalistas, comunistas y socialistas. La Ley de Memoria Democrática, elaborada por los herederos morales de aquellos políticos totalitarios de la Segunda República, no ahorraría épica ni lírica para describir los fusilamientos masivos y la matanza selectiva de familias enteras, el genocidio en la retaguardia. Por cierto, es un dato sin duda relevante, Francisco Franco nunca visitó la zona, adecentada en cementerio por las víctimas que no han recibido nunca subvenciones. No hay mal que por bien no venga y, de momento, poco puede hacer aquí el gobierno de Pedro Sánchez.

El Cementerio de Los Mártires de Paracuellos es un lugar privado, privado del reconocimiento y de la compasión ante un dolor que se mantiene vivo gracias las viudas que en los años 40 empezaron a venir en peregrinación cuando se corrió la voz que éste había sido el destino de sus familiares.

Pasamos varias horas recorriendo un lugar asombroso y simbólico. Cuesta creer que estas siete fosas comunes no importen a nadie, no abochornen. Libertad Digital rinde homenaje a estas víctimas, inocentes todos.

La serie de cinco reportajes se completa con una tertulia con Federico Jiménez Losantos Pedro Corral, Miguel Platón y Nuria Richart.

Dirección y redacción: Nuria Richart.

Imagen: Daniel Palacios.

Edición: Iván Martínez Huetos y Juanma Bonaque.

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