
Esta vez va en serio, aseguran en Junts. El secretario general de la formación posconvergente, el indultado Jordi Turull, ha sido el encargado de lanzar la última advertencia al Gobierno. Si la Mesa del Congreso se niega a aceptar la proposición no de ley de Junts para que Pedro Sánchez se someta a una cuestión de confianza "habrá que tomar decisiones que no gustarán a los socialistas".
La afirmación de Turull se antoja la antesala de la ruptura. El prófugo Carles Puigdemont ha citado a la dirección de su partido este viernes en Bruselas. La intención, si Moncloa persiste en su actitud de no agachar la cabeza ante las demandas independentistas, es anunciar solemnemente que Junts pasa a la oposición.
De momento se descarta que los de Puigdemont vayan a sumarse a la moción de censura que baraja el líder popular, Alberto Núñez Feijóo, para desbancar a Sánchez. La necesaria participación de Vox en la operación no es plato de gusto para los posconvergentes, que recuerdan el papel de acusación popular en los juicios del procés del partido de Abascal. Sin embargo, sectores del partido de Puigdemont abogan por precipitar un adelanto electoral que creen que les conviene porque les permitiría recuperar el liderazgo en el campo independentista frente a ERC y Oriol Junqueras, al que tachan de "sumiso" en su relación con el Gobierno.
Puigdemont lleva semanas preparando el terreno. Desde que el 9 de diciembre pasado anunciara la cuestión de confianza todas sus declaraciones van en la línea de prefigurar un nuevo contexto, el de Junts en contra del Gobierno. Queda descartada la negociación sobre los Presupuestos Generales del Estado. Es más, Puigdemont está dispuesto a cancelar todas las mesas de negociación abiertas con el Gobierno, incluida la de Suiza, que cuenta con la participación de un verificador intencional.
Quedarían en el tintero las negociaciones sobre el traspaso de las competencias en inmigración. También las que se llevan a cabo para tratar de acelerar la aplicación de la amnistía al prófugo. En opinión de algunos dirigentes de Junts no haría falta ni siquiera plantear una moción de censura porque la legislatura habría descarrilado por completo.
La reunión Sánchez-Puigdemont
La reunión pendiente entre Sánchez y Puigdemont sería la única posibilidad de desatascar la compleja situación entre socialistas y separatistas. Precisamente Turull volvió a la carga con esta cuestión al reprochar la renuencia de Sánchez a encontrarse con el líder de Junts y que el presidente de la Generalidad, el socialista Salvador Illa, se haya reunido ya con Sociedad Civil Catalana (SCC) y no lo haya hecho con el prófugo.
En cuanto a los cantos de sirena de la moción de censura, Turull descartó en principio tal opción porque "hacer cualquier cosa con Vox es una broma macabra, por las mañanas quieren que les ayudes y por la tarde te quieren meter en prisión", zanjó el indultado.
Así las cosas, el próximo movimiento depende de la Mesa del Congreso, donde el PSOE está dispuesto a tumbar la iniciativa de Puigdemont escudándose en que la cuestión de confianza es una prerrogativa constitucional del presidente y no de los grupos parlamentarios.