En Madrid también hay turismo rural

A pocos kilómetros de la capital también podemos hacer tuirsmo rural, con una naturaleza frondosa y al alcance de todos nosotros, mucho más cerca de lo que pensamos. La Sierra de Guadarrama, por ejemplo, es un extenso paraje que cuenta con unas donde habita el Peñalara, el pico más alto de la Comunidad, cuyos bosques de pinos, robledales o abedules conviven en armonía con codornices, mirlos, perdices, águilas, comadrejas o cabras montesas. Quienes optan por una escapada para alejarse del bullicio de la gran ciudad, pueden encontrar aquí diversas posibilidades de alojamiento.

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Chinchón

Situado al sur de la Comunidad, se encuentra dentro de la denominada Comarca de Las Vegas. Su plaza mayor tiene una fusión especial de estilos, entre los que predominaban en la Edad Media cuando se construyó, hasta los que te llevan a nuestros días. En este municipio de unos 5.500 habitantes se han encontrado restos de asentamientos que datan del Neolítico y se sabe que íberos, musulmanes y almorávides fueron habitando sus tierras. Se puede seguir disfrutando de unas destacadas fiestas tradicionales.

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Garganta de los Montes

Situado en la entrada al Valle Alto del Lozoya, es uno de los rincones más especiales, fuertemente marcado por la ganadería, que con el transcurso de los años ha ido moldeando los paisajes a su antojo. Las cañadas y vías pecuarias han dejado una marca única. Su patrimonio está formado por iglesias, ermitas y esculturas repartidas a lo largo de todo el municipio, como la de “El abuelo y la nieta compartiendo experiencias”.

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Navalagamella

Con una superficie de 76 kilómetros cuadrados, tiene su origen en 1350, cuando su nombre aparece por primera vez en un libro, el de la Montería de Alfonso XI. Cuenta con monumentos históricos que pueden ser de interés como la Iglesia de Nuestra Señora de la Estrella o la Ermita del Cristo; toman especial interés los fortines de la Guerra Civil que se asoman en zonas aledañas. Por él pasa el río Perales y es una zona de especial de protección de aves (ZEPA), perfecta para desconectar.

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Patones de Arriba

La piedra es la protagonista de este pequeño pueblo madrileño. Situado en el norte de la Comunidad y en la ladera de una montaña, ha sabido conservar el encanto para jolgorio de los turistas. No hay que olvidar su gastronomía, repleta de platos típicos como judiones, carnes y sus hortalizas así como el cabrito o cordero asado.Perfecto para pasar un fin de semana ya que se encuentra enclavado en un entorno natural envidiable. La ruta ecológica de El Barranco o la Dehesa de La Oliva son enclaves privilegiados.

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Rascafría

En pleno valle del Lozoya, este pequeño municipio de origen medieval cuenta con sólo 1.800 habitantes, aunque cada fin de semana tanto en invierno como en verano, se ve incrementado pues cuenta con nieve prácticamente durante todo el invierno (y con piscinas naturales que, si tienes la suerte de visitar cuando no hay mucha gente, son un pequeño paraíso). Aún se conserva un casco antiguo con arquitectura típica de Guadarrama que le da un encanto muy especial.