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EDITORIAL

Una moción para unir a la izquierda y dividir a la derecha

Una cosa es que el Gobierno acumule motivos para que el Parlamento le retire la confianza y otra que la iniciativa de VOX vaya a resultar útil.

VOX registró ayer una nueva moción de censura, la segunda que plantea esta legislatura, en consonancia con lo que el partido conservador había venido anunciando en las últimas semanas. En la rueda de prensa convocada al efecto en el Congreso de los Diputados, Santiago Abascal ha justificado la iniciativa de su grupo aludiendo a que, de esta forma, los electores "no podrán reprocharles estar de brazos cruzados" o "no cumplir con la palabra dada", después de que el pasado mes de diciembre anunciara esa decisión en pleno asalto de Sánchez a la Justicia y cuando las críticas del PP al Gobierno eran más duras.

Pero una cosa es que el Gobierno social-comunista acumule motivos de peso para que el Parlamento le retire la confianza y otra muy distinta que la iniciativa de VOX vaya a resultar útil para desalojar a Sánchez del poder. De hecho, la moción de censura de los de Abascal va a servir para todo lo contrario, puesto que el más que previsible cierre de filas de la izquierda y los grupos separatistas con el Ejecutivo fortalecerá la imagen de Sánchez y su Gobierno precisamente cuando viven sus horas más bajas.

Además de la evidente inoportunidad de una medida que, por su alcance, ha de utilizarse para castigar al Gobierno y deteriorar sus alianzas en momentos decisivos, el mecanismo formal elegido para llevarla a cabo agrava aún más la imagen de improvisación y oportunismo que desprende la iniciativa desde que VOX la anunció hace escasos dos meses.

En primer lugar, no se entiende que VOX haya dedicado este tiempo a buscar un candidato de consenso, cuando estaba claro desde el principio que solo iba a contar con el apoyo de sus diputados. A estos efectos, era mucho más sensato y acorde con la realidad que la moción de censura la liderara el propio Santiago Abascal en lugar de embarcar a una personalidad como Ramón Tamames, buscando la adhesión de distintas fuerzas políticas que, como estamos viendo, está muy lejos de producirse.

Pero la moción de censura de VOX resulta también extemporánea por la proximidad de las elecciones generales, que se sustanciarán el próximo mes de diciembre si antes no se produce un adelanto electoral. El partido conservador afirma que su intención es únicamente llamar a las urnas en caso de que la moción prospere y Sánchez sea desalojado del poder, pero en tal caso solo se habrían ganado unos pocos meses en una legislatura que ya está dando sus últimas boqueadas.

El único efecto práctico de la iniciativa planteada por los de Abascal es marcar diferencias con el Partido Popular, que ya anunciado su abstención para no involucrarse en esta operación llamada al fracaso. Para Sánchez, en cambio, la moción de censura es un regalo que le permitirá soldar las grietas abiertas con sus socios de Gobierno y parlamentarios, además de fortalecer la imagen del PSOE en el constante trasvase de votos existente entre los distintos partidos de izquierdas.

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