La consigna oficial es que cuanto menos se hable de la manifestación del sábado mejor. Muchos medios, la mayoría para ser exactos, la están siguiendo al pie de la letra y se abstienen de hacer demasiadas menciones a la convocatoria. Pero por si el silencio en la prensa no fuese suficiente, el Gobierno, a través de su delegado en Madrid, está haciendo todo lo posible para entorpecer la marcha convocada por la AVT.

Lo ha asegurado Mikel Buesa en los micrófonos de la cadena COPE. El delegado Constantino Méndez, responsable de la detención de los dos militantes del PP tras la manifestación de enero, está volcado para evitar que muchos participantes lleguen a Madrid. El rosario de medidas que, según parece, están tomándose no tiene desperdicio: dificultades al trayecto, a la formación de cabeceras, se obliga a aparcar los autobuses lejos del lugar de la marcha y hasta se obliga a identificarse a los asistentes. La guinda final, ya en la capital, es la intención de Méndez de que los 300 autobuses confirmados aparquen lo más lejos posible del punto de partida de la manifestación. Esta es la idea de la democracia que tiene el Gobierno del 14-M, el mismo que se pasó media legislatura en la calle cuando estaba en la oposición. No ha de cundir, sin embargo, el desánimo. La causa que moverá a miles de ciudadanos el próximo sábado es justa y su voz ha de ser escuchada. Se lo debemos. Por ellos, por todos.